A Stefano Steenbakkers Betancourt le arrebataron la vida tras un intento de carjaking ocurrido el 24 de junio de 2012 en la PR-693 de Dorado. Nadie podía imaginar que ese joven de 17 años de edad, repleto de entusiasmo y deseos de vivir se convertiría en otra víctima del crimen.

Sin embargo, su sentido de solidaridad trascendió más allá de la desgracia, al germinar en los cuerpos de hombres y mujeres cuyas vidas se apagaban a causa de varias enfermedades.

Uno de esos seres es el ponceño Edwin Díaz Rosado, que el pasado 28 de junio cumplió seis años de haber sido trasplantado con el riñón izquierdo y páncreas de Stefano.

“Yo estaba estudiando Programación de Computadoras en la Universidad de Puerto Rico de Ponce cuando me diagnosticaron la diabetes. Así estuve alrededor de 23 años, luego comencé a tener problemas con la presión, y a los 40 me empezaron a fallar los riñones, por lo que estuve casi dos años recibiendo diálisis peritoneal todos los días de 7:00 de la noche a 6:00 de la mañana”, contó Díaz Rosado al asegurar que nunca dejó de trabajar, a pesar de su condición delicada.

Hasta que lo colocaron en lista de espera para recibir un trasplante de riñón y páncreas. Fueron tantas las veces que lo llamaron para decirle que el órgano había aparecido, que cuando estuvo apto para recibirlo, no lo creyó.

Esta vez, fue su esposa Maritza quien recibió la llamada del doctor Carlos Del Coro, entonces director quirúrgico de los programas de riñón, riñón- páncreas y donación en vida del Hospital Auxilio Mutuo en San Juan. 

“Siempre iba 50 y 50, y si me decían que no podía, decía ‘pues, será en otra ocasión’. Pero como me habían dicho tantas veces que no, hasta la última vez que me llamaron y me preguntaron si estaba bien, si estaba bajo medicamentos, entonces me dijeron ‘ven, que tenemos un riñón para ti’, y así fue que comenzó todo”, recordó Díaz Rosado sobre la llamada que le cambió la vida, el 28 de junio de 2012.

Según Edwin, el procedimiento que duró más de 10 horas dejó atónitos a los especialistas que intervinieron en la operación, ya que los órganos recién trasplantados comenzaron a funcionar casi de manera inmediata.

Prontamente, Díaz Rosado supo que el riñón izquierdo y páncreas que le salvaron la vida, provinieron del mismo joven que había sido asesinado varios días antes del proceso.

“Yo tenía cierta certeza, porque había seguido el caso de Stefano en las noticias al igual que mi esposa, y nos llamó la atención de que le hubiesen hecho eso por querer hacerlo. Me lo imaginaba pero no comentaba aunque estaba casi seguro, hasta que me lo confirmó una enfermera”, recordó.

A seis años de ser trasplantado, este ponceño asegura que aún se le hace difícil creer que su cuerpo albergue dos de los órganos de Stefano Steenbakkers.

“Eso fue como que el corazón se me aguantó, y todavía me siento así. Que aunque lo sepa no deja de sorprenderme”, admitió el hombre de 54 años de edad.

“Aunque yo no me acuerde de la fecha, cuando se va acercando el tiempo como que digo ‘ay, esta semana cumplo años’. Y hasta ahora, gracias a Dios me he mantenido en el tratamiento y me siento bien, hasta el hambre regresó”, manifestó.

 Asimismo, conoció a la madre de Stefano, Zorimar Betancourt Ramírez cuando era entrevistado en un programa de WAPA.

“Eso fue una sorpresa, sentimientos encontrados, porque yo estaba bien. Pero una de las preguntas que me hicieron fue que si estaba alegre y dije que no, porque no puedo alegrarme de tener vida a costa de la muerte de otro”, resaltó.

“Me siento agradecido, pero alegre no. Porque imagínate, eso fue en junio y en septiembre se casaba mi hija Yaritza, y solo le pedía a Dios que me dejara llegar hasta allá para entregarla en el altar”, relató Edwin quien cuenta con cuatro nietos.

Esto, con la promesa que le hiciera su esposa Maritza a Zolimar, de que su próximo nieto se llamaría Stefano. Y así lo cumplió. Zorimar, de igual manera, ya tuvo la oportunidad de encontrarse con el pequeñín que es el segundo de tres hermanos. 

Edwin se ha mantenido atento por saber qué otras personas recibieron el regalo que le ha devuelto la vida.

“Fue en el programa de Don Francisco que nos encontramos con Camilo Valencia, quien tiene el corazón de Stefano y también conocí a la otra muchacha, Joanne (Luliucci) que recibió el pulmón izquierdo, que estos días estuvo malita, pero gracias a Dios está bien”, esbozó mientras lamentó el fallecimiento de la ponceña que recibió el riñón derecho.

Luego del trasplante, Edwin Díaz continuó la construcción de su casa en el sector Punta Diamante de Ponce, incluyendo gabinetes y otros muebles de la estructura. Además, sigue trabajando, ahora con más ahínco. 

“Vivo el día a día. Yo me muero en la raya, y muero de pie”, sonrió.