Aun cuando en términos legales esta asistencia social siempre ha estado destinada exclusivamente a la compra de alimentos, la realidad es que en la práctica las personas que no tienen otro ingreso o el que reciben no les da para vivir, usan ese dinero para adquirir productos de higiene personal y del hogar, medicinas y hasta gasolina.

En un sondeo realizado ayer por Primera Hora, varios beneficiarios de los cupones de alimentos no tenían respuesta a la pregunta de qué harán a partir de octubre, cuando el gobierno reduzca de forma paulatina el por ciento que se puede obtener en efectivo hasta eliminarlo para el año 2020.

Relacionadas

En lo que sí coincidieron fue en que será un duro golpe para sus núcleos familiares.

“Esto va a tener un gran impacto para mí porque yo soy una persona enferma y uso el dinero en efectivo para comprar mis medicamentos. Eso es primordial para mí”, dijo Beatriz Figueroa Barreto al ser abordada por este diario afuera de un supermercado juanadino.

La mujer vive con tres nietos menores de edad y actualmente puede cambiar $103 mensuales en efectivo, los cuales destina mayormente a la compra de medicinas. “Este es mi único ingreso”, señaló.

Narda Rivera Santiago, por su parte, manifestó no saber cómo sustituirá las compras de productos no alimenticios con los $46 mensuales que recibe en efectivo.  

“A mí me afecta porque con el efectivo es que yo compro los detergentes, el jabón, pasta, shampoo, papel sanitario”, indicó la mujer residente en Juana Díaz.

Su esposo recibe el Seguro Social, pero ella dijo que “casi no le da” y que por ello utilizan el PAN “para completar”.

“Si me quitan el efectivo de los cupones ahora sí que me voy a ahorcar porque con eso es que yo me ayudo. Esa decisión es un daño tremendo que le van a hacer a las personas de escasos recursos”, afirmó.

Norma Iris García Rodríguez, de Villalba, igualmente indicó que el dinero que recibe su esposo del Seguro Social, que son $300 mensuales, apenas les da para vivir.

“Con el cash es que uno compra los detergentes y a veces hasta las medicinas que el plan médico no nos cubre”, sostuvo García Rodríguez.

 María Figueroa Maldonado, residente en Juana Díaz, también dijo que adquiere productos del hogar con esa porción del PAN porque el ingreso de Seguro Social les resulta insuficiente a ella y su esposo.

“No sé qué voy a hacer. Tenemos el ingreso de mi esposo que coge Seguro Social, pero eso no da para nada porque se va en medicinas. Él tiene que tomar una pastilla que cuesta $250”, manifestó. 

A Migdalia Ruiz Rosado, residente en Lares, también se le complicará el panorama porque su ingreso familiar consiste en los cupones y en lo que genera su esposo cuando trabaja en construcción, que no es fijo.

“Con ese dinero yo cubro mayormente los detergentes, papel de baño e higiene personal, y trato de cuadrar todos los meses las compras. Si ahora compro una cosa, pues el mes siguiente compro otra, y así. Me afectará un montón”, aseveró la madre de dos adolescentes de 14 y 15 años.

¿Qué hará?, se le preguntó.

“No sé, eso tengo que pensarlo porque mi esposo a veces ni trabaja. Con eso es que me defiendo porque la situación está  un poquito cuesta arriba. Y  a veces con todo y eso a uno no le da el dinero y tiene que hacer maravillas”, expuso.

María Rodríguez, quien vive en Juana Díaz, señaló que esta determinación del gobierno estadounidense “es un daño” para su familia.

“Yo uso el dinero para comprar detergentes y eso, y a veces también para las cosas de escuela de mis hijos”, destacó la madre de dos varones de 14 y 17 años.

Luz Aida Torres Ramírez, quien no puede trabajar por diversas condiciones de salud y es atendida por su esposo,  describió como un rush (ajetreo) este cambio, por ser el único ingreso en su hogar. A veces usan el efectivo para comprar gasolina, pues su hija de 17 años viaja diariamente de Juana Díaz a Ponce a estudiar.     

“Esto lo que va a provocar es una ola de robos”, opinó.