No hay mucho esfuerzo humano que hacer. Las vacas saben protegerse de las inclemencias del tiempo, por eso no le sorprenda verlas sueltas en sus corrales por los campos hatillanos a pesar de que las primeras ráfagas de vientos ciclónicos se sienten en este municipio, centro de la industria lechera en Puerto Rico.

Entre todas sus vaquerías en Hatillo hay aproximadamente 20,000 vacas, la mayoría usadas para la producción de leche fresca. Esta tarde estaban en las fincas ganaderas sin más protección que el cuidado que se brindan entre ellas mismas.

Esto no ocurre por el descuido de sus dueños, por el contrario, es la acción más segura que pueden tomar en estos momentos, aseguró Jorge Delgado, propietario de Jorge and Gabriel Dairy Farm, ganadería ubicada en Hatillo.

Delgado señaló que no pueden dejarlas bajo el techo de aluminio que cubre parte de sus propiedades por el riesgo que alguna plancha se desprenda con el viento. Así que las dejan sueltas en el campo, pero alejadas del tendido eléctrico. 

“Ellas saben cómo acomodarse, ellas mismas se protegen, se van pegando unas a otras hasta quedarse muy juntas”, dijo el ganadero.

El alcalde de Hatillo, José “Chely” Rodríguez, indicó que si el huracán ocasiona daños a la infraestructura de algunas ganaderías pudiese afectarse la producción y tener un impacto sobre la industria lechera. No obstante, advirtió que es muy temprano para precisarlo.