Después de casi una década de batalla legal, no hay vuelta atrás: el principal líder mundial de la Congregación Mita, Teófilo Vargas Seín –conocido como “Aarón”–, tendrá que someterse el próximo 11 de marzo a una prueba de paternidad y ver cara a cara a Samuel Beníquez, el hombre que durante años ha reclamado ser su hijo biológico.

La resolución legal –que surge en respuesta a un mandato efectuado en enero de 2012 por el Tribunal Supremo de Puerto Rico y que fue ordenada esta semana por la jueza Arlene Selles Guerrini, del Tribunal de San Juan–, supone un punto culminante en este dramático caso de filiación, en que el amor, la humillación y la fe se entrelazan en una historia de la vida real.

Para Samuel Beníquez y su madre, Antonia Beníquez, la realización de la prueba –a la que tienen que asistir las tres partes– es un “momento de reivindicación”, en especial para la septuagenaria, que dice haber sufrido la humillación de ese primer amor que, además de la honra, le “arrebató” también su autoestima.

Este drama surgió en 1970, cuando Antonia, integrante de la banda musical de la iglesia Mita, se enamoró de Teófilo cuando este todavía no ocupaba su posición de liderato. La pasión se consumó a través de relaciones sexuales que provocaron un escándalo en la congregación porque, para los feligreses, Antonia “era una doncella, una virgen que nunca había tenido novio”, según explicó Samuel, quien escuchó el relato por parte de su madre. Entonces, por determinación de los integrantes de la secta, se decidió ocultar la verdad.

Simultáneamente, se nombró a Aarón como líder de los Mita. Antonia, por su parte, se “sintió obligada” a entregar a su hijo en adopción a unos parientes. Samuel se crió conociendo la verdad.

“Mi madre y yo tenemos sentimientos encontrados. Estamos felices porque se nos hará justicia, sobre todo, a mi mamá, que es la más humillada y la que más heridas espirituales y emocionales tiene, pero a la vez ese 11 de marzo será la primera vez luego de muchos años que veremos a Aarón cara a cara…”, dijo Samuel al explicar que no lo ve hace 18 años.

En 1994, hubo una promesa de reconocer a Samuel y eso fue lo que colmó la copa. Para aquel entonces, tenía 20 años y le dijeron que si quería estudiar medicina, viajar el mundo al lado de Aarón y tener lo que quisiera, tenía que dejar a su mamá y no podía volver a hablarle nunca. Por amor a su madre y como compromiso para devolverle su dignidad, Samuel decidió abandonar a los Mita.

En el 2004, cuando había sanado heridas y creyó tener madurez suficiente, lo enfrentó con una demanda por filiación. Su abogado es Nicolás Nogueras.

¿Será un momento bien difícil para ustedes?

Es un momento que he esperado durante años, pero sí. Creo que lo difícil será tenerlo nuevamente cara a cara. Mi mamá tampoco lo ve desde el 1999.

¿Crees que tengas la voluntad de hablarle?

Sí, la tengo. Y mi mamá también. Deseo mucho dejarle de hablar a través de las cámaras de televisión. Me gustaría mucho tenerlo frente a frente. Y ese momento sé que se va a dar ahora…

¿Qué le dirías?

Lo primero que haría al verlo sería saludarlo como cualquier otro ser humano. Luego, honestamente, quisiera decirle tantas cosas y una de ellas es por qué… por qué razón todo esto, por qué esperar tanto… Y si me pidiera perdón, lo haría.

Doña Antonia, por su parte, dijo sentirse “redimida”. “Este es un dolor que he llevado por décadas y que ahora podré sacar de mi pecho. Él aún está a tiempo de pedir perdón, pues aunque me duele muchísimo todo el daño que me ha hecho, estoy dispuesta a perdonarlo como ser humano”, expresó.