¿Abrazaste ya a tu jefe o jefa? Pues mañana es el día.

Como cada fecha en el calendario incluye algo para celebrar o conmemorar, darle un apretón a la persona que supervisa el trabajo también tiene su momento. Es difícil, claro está, participar del festejo si la película de que los jefes son insoportables está basada en un hecho real.

A la psicóloga industrial Marta Ángelis Rivera no le parece que la fama que tienen los jefes y jefas sea, necesariamente, un mito.

“Puede ser que al ser una figura de autoridad automáticamente me predispongo y se da la profecía autorealizada”, dijo para tratar de buscarle una explicación al fenómeno de “no soporto a mi jefe”.

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Además  de representar una figura de poder, la doctora considera que en Puerto Rico generalmente las industrias no dan participación activa a los empleados y, al no ser parte de la toma de decisiones, se crea esa distancia entre quien supervisa y la persona supervisada.

“Aquí en Puerto Rico hay estilos de liderazgo que son bastante extremos, demasiado autoritario. Se piensa que el líder tiene que ser una figura agresiva”, señaló al aclarar que ser asertivo no es ser autoritario.

Pero no necesariamente el estilo “agresivo” es parte de la personalidad de quien supervisa. A veces son instrucciones de la empresa para la que trabaja. “Hay personas en puestos bajos y tan pronto suben dejan de ser ellas mismas, se convierten en otras personas. Pueden querer ser más participativas pero de arriba te presionan”, indicó.

Otro componente que hace difícil la armonía entre supervisado y supervisor es que “tenemos muy arraigado la cosa del castigo”. “Sí es posible una relación de cortesía profesional, pero si le preguntas a la gente, siempre hay una queja”, señaló.

Dicho eso, si está en el grupo minoritario de quienes piensan que su jefe es una chulería en pote y le nace del corazón, vaya y abrácelo.