Ponce.- Los directivos, participantes y colaboradores de los Centros Sor Isolina Ferré (CSIF) celebraron hoy, viernes, sus 47 años de fundación con la reafirmación de continuar procurando el desarrollo pleno del ser humano.

La celebración tuvo lugar en el centro ubicado en la Playa de Ponce, donde todo comenzó en 1969 por obra de Sister Isolina Ferré. Esta fue la instalación pionera de una obra que en casi medio siglo se ha extendido a tres centros en Ponce, dos en San Juan, dos en Guayama, uno en Canóvanas y que también tiene ramificaciones en residenciales públicos del área sur.

La ocasión sirvió para reconocer el trabajo de empleados y voluntarios que han contribuido a la consecución de las metas de esta organización sin fines de lucro, a pesar de los retos económicos y sociales de la Isla.

El Premio Antonio Ferré Bacallao se le otorgó al empresario Angel Torres, quien lleva 19 años ligado a esta organización, donde incluso fue miembro de su Junta de Directores de 1997 al 2000.

Entretanto, Lourdes Pérez Rodríguez, Leslie Ortiz González y Carmen L. Acosta García recibieron el Premio Padre Noell como empleadas del año. Asimismo, fue reconocida la aportación de las maestras Madeline Ruiz Figueroa y Aida Rodríguez Guilbe, quienes se retiran del Departamento de Educación luego de muchos años trabajando en destaque en los CSIF de la Playa de Ponce.

El abogado y colaborador del centro Agustín Díaz repasó el proceso de expansión de los CSIF sin que se trastocara la estrategia y el objetivo principal de la misión de Sor Isolina: satisfacer las necesidades sociales, educativas, económicas y espirituales de las personas desde un enfoque multidisciplinario impulsado por el amor al prójimo.

“Esto ha sido una gran institución. Esto ha sido algo de gran beneficio para el país y de mucha satisfacción para todos y cada uno de nosotros que en un momento dado hemos tenido la  oportunidad de participar y de estar aquí en los centros de Sor Isolina”, sostuvo Díaz.

Por su parte, el presidente de la Junta de Directores de los CSIF, Luis Alberto Ferré Rangel, hizo una exhortación a continuar el legado de Sor Isolina.

“Isolina nunca se cansó de caminar. Ella quería ser bailarina, pero sus piernas le dieron otro baile, el baile de la solidaridad, del sacrificio, de la entrega. El baile más bello de su vida. Y ese caminar no se detiene nunca, como misioneros nunca nos detenemos. Y aunque físicamente no estemos aquí, nuestro caminar continúa. Seguimos acompañando a los que se quedan y así Isolina lo ha hecho”, expresó Ferré Rangel.

Entre los asistentes estuvieron el obispo de Ponce, Rubén González Medina; el presidente del Senado, Eduardo Bhatia; y la alcaldesa de Ponce, María Meléndez Altieri. El Ballet Folklórico Guaytibirí, de la Escuela Carmen Solá de Pereira, ofreció un espectáculo con bailes de plena y seis chorreao.