Las leyendas urbanas o cuentos de camino son inherentes al ser humano cuando se busca una explicación lógica a sucesos nada comunes, los que impactan de alguna manera la cotidianidad del colectivo.

El Chupacabras es uno de estos personajes que, sin dudas, ha despertado el interés y la preocupación ciudadana por mucho tiempo, no tanto en Puerto Rico, sino a nivel internacional.

Justamente fue el 27 de octubre de 1995 cuando el entonces alcalde de Canóvanas, José “Chemo” Soto, salió en su captura.

“Era una situación real que estaba causando daños entre los criadores de animales aquí. La gente estaba bien preocupada y como alcalde tenía que hacer algo”, comenzó su relato el exmandatario de la también conocida Ciudad Taína.

Sentado junto a una caja de cartón en la que guarda recortes de periódicos y revistas que tratan sobre el tema del temido humanoide  que “succiona sangre de animales”, “Chemo” accede a uniformarse en el camuflaje de sus recuerdos y así contar sus anécdotas, a 21 años a la caza del Chupacabras.

“La gente estaba histérica. Los vecinos de Palmasola, Cubuy, San Isidro, Loíza Valley y más del barrio Campo Rico, fueron hasta el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, y ellos no podían hacer na', porque no sabían con lo que estaban tratando, y para ese momento nadie tampoco los podía socorrer, por la misma razón. Fue eso lo que me motivó a la cacería... Para la tranquilidad de la gente”, explicó sobre el génesis de la leyenda.

Interés internacional

Mientras repasa recortes de periódicos locales, explica que las publicaciones New York Times, Time Magazine y National Geographic, entre otras, le entrevistaron para conocer sobre el mítico ser, que al parecer, comenzaba a hacer los mismos estragos en otras naciones del Caribe, Centro, Suramérica y Norteamérica.

“Eso es una realidad y aun está por ahí. La gente tiene miedo. El último de sus ataques ocurrió en noviembre pasado en Cubuy, pero ni se atreven a decirlo por temor a muchas cosas. Aquí lo cogieron a chiste y se vacilaron la situación que dejó y sigue dejando muchas pérdidas”, denunció “Chemo”, al añadir que cuando comenzó su cacería en los montes de Canóvanas, todavía la criatura  no tenía nombre.

“Ahí rápido vino Silverio Pérez y le puso el Chupacabras, porque (a los animales) las dejaba sin sangre y, en el caso de las hembras, sin vientres ni área genital. Fueron muchos los animales, además de las cabras, caballos, vacas, becerros, perros y aves, que ese animal mató”, destacó.

Para sustentar la veracidad de la presencia activa del Chupacabras, el excalcalde relata la experiencia vivida por el pastor de iglesia Eliezer Rivera, quien tuvo un encuentro cercano con la siniestra figura, en una ocasión mientras manejaba.

“Él venía con la guagua llena de feligreses y, de momento, se encontró con el Chupacabras en la carretera y por poco se vuelcan del virazón que dio. Siempre lo describen de la misma manera quienes lo han podido ver. Aseguran que mide como cuatro pies y medio, color marrón, ojos rojizos, una serie de púas que van desde la cabeza y que bajan por su espalda alta y garras en las patas. Dicen que no corre a la gente, que cuando te ve se va rápido, aunque hay un relato de un joven pescador que dice que sí lo corrió (persiguió) cuando se lo encontró de frente”, detalla el asunto con el comentario inmediato, “siempre aparece  y ataca en lugares donde hay cuerpos de agua”.

Según “nuestro entrevistado”Chemo”, nunca lo ha visto, no obstante, sí estuvo cerca en una ocasión que recuerda vívidamente en gestos.

 “Fue en un platanal de Palmasola cuando aparecieron ocho cabras muertas. Fuimos pa’ allá y escuchamos un ruido cerca. No lo vi, pero sí escuchamos el ruido de una turbina que estaba muy cerca, estaba como despegando. Yo no te puedo decir si es un extraterrestre, como dicen por ahí, solo sé que dejó una peste a azufre del cará”.

A sus setenta y picos de años, a “Chemo” no le importa que por su mejor intención muchas personas aun le bromeen sobre su cacería del Chupacabras.

“Eso a mí no me importa. Yo me tiré luego a buscar la famosa gárgola de Guánica y también me vacilaron. En realidad, allá no hay ninguna gárgola, ese es otro de esos Chupacabras”, aseguró quien por 22 años estuvo al frente de la administración municipal de Canóvanas.