La invasión de caimanes es solo uno de los problemas que padece la zona Los Naranjos en Vega Baja. Inundaciones frecuentes, aguas usadas, caños tapados y llenos de basura, son también parte del día a día de esta comunidad de bajos recursos. 

El líder comunitario Luis Soler asegura que llevan décadas luchando contra viento y marea para tratar de salir adelante. Relató que en una ocasión “hicimos un comité de barrio, con (el Departamento de) Recursos Naturales (y Ambientales), y pegamos a limpiar el caño, porque no había máquina… de aquí pa’ allá a mano, y ellos empezaron de allá pa’ acá con unas máquinas y con yolas. Hicieron como 10 pies, y se fueron, y nosotros llevábamos ese caño por allá abajo. Los que están en el gobierno, están ganándose un ‘jueye’ y no saben lo que tienen que hacer”. 

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La máquina que podría ayudar a mantener los caños limpios de maleza, “la tienen enterrada”.

Para el huracán María, la comunidad recibió al mismo tiempo escorrentías “de la zona urbana vía caño, vía el dique que hicieron para proteger el casco del pueblo y varias urbanizaciones aledañas, y del agua que rechaza el mar vía el río Cibuco. Y el agua subió en menos de media hora varios pies de altura”.

La famosa máquina, asegura Ayala, probó ser efectiva en la limpieza del caño y se redujeron las inundaciones. “Pero, no hubo mantenimiento ni seguimiento. La máquina tuvo unos desperfectos mecánicos y no fueron proactivos arreglándola. Así que tenemos un riesgo inminente de aumento de inundaciones, aunque existe una máquina propia para por lo menos reducir ese impacto”.

Por otro lado, la comunidad también es afectada frecuentemente por aguas usadas. Cuando hay problemas en la cercana planta de tratamiento de aguas de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados, no es raro que las aguas llenas de basura y excrementos inunden las calles de Los Naranjos. Por si fuera poco, en días recientes, han denunciado descargas ilegales de aguas usadas en caños de la zona, sin que se tome acción. 

Los reclamos de atención de la comunidad, dicen sus residentes, han sido despachados de manera tal que han dejado a la gente en situación aún más precaria. La escuela y el head start fueron cerrados, y la cancha deportiva pasó del abandono a la inexistencia luego del azote de María.