Jessie María Díaz, de 59 años, acudió ayer a la farmacia que suele ir cerca de su casa, pero solo pudo obtener medicamentos por tres días para una de las dos condiciones que padece de salud.

Por problemas de comunicación y falta de internet, la farmacia no tenía acceso al sistema que usa para tramitar las recetas y solo estaban despachando las medicinas si la persona pagaba por el precio completo del fármaco.

“Me dijeron que no podían darme las medicinas gratis, como acostumbran hacer porque tengo Reforma”, lamentó la mujer residente en el área metro de San Juan, quien, incluso, llevó los frascos de sus medicinas del mes anterior.

Díaz es paciente de artritis y alta presión y toma cuatro medicinas, pero los $5 que llevó a la farmacia para comprar velas los tuvo que gastar en dosis para tres días de tres medicamentos.

Comentó que en el Departamento de Salud le dijeron que las órdenes que habían emitido, sobre el despacho de fármacos, estaba vigente, por lo cual se supone se las hayan entregado sin mayores contratiempos.

En una declaración escrita divulgada la semana pasada, Salud informó que “en el caso de no tener sistemas electrónicos para despachar medicamentos, la farmacia deberá proveerle el medicamento al paciente y posteriormente tendrá hasta 60 días para procesarlo”.

Mientras, las farmacias, al igual que hospitales, centros de diálisis y otros lugares que ofrecen servicios de salud, continúan enfrentando problemas para obtener abastos de diésel o gas para alimentar los generadores que mantienen sus negocios operando, incluso en horarios reducidos.

Además, los dilemas de comunicación dificultan el procesamiento de las recetas, así como las llamadas telefónicas a los suplidores para pedirles más abastos.

“Los distribuidores no están reabasteciendo a las farmacias de mercancía de primera necesidad y del suministro de alimentos que se encuentran fuera del recetario y es imperativo que nos llegue esta mercancía porque hay municipios donde las farmacias de comunidad son centros de compra primarios para muchos ciudadanos, en especial personas de la tercera edad que no tienen transportación”, denunció Vicmaris González, presidenta de la Asociación de Farmacias de Comunidad.

Elliot Pacheco, dueño de la Farmacia Reyes en Cayey, urgió a que se instalen las antenas de comunicación con WIFI que anunció que pondría la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA).

“En Cayey no hay comunicación con ninguna compañía de telefonía”, dijo al comentar que tampoco hay un banco abierto, lo que dificulta la accesibilidad de efectivo de las personas allí.

“Las droguerías sí están supliéndole a las farmacias medicamentos”, agregó, aunque reconoció que conseguir alimentos para suplir sus estanterías aún es difícil.