Desde pequeño, Ricardo Ramos sintió curiosidad por la cultura asiática, y en el 2015, cuando un viaje junto a su padre lo llevó hasta China, se enamoró de ese país, de su cultura y de sus oportunidades, algo que quiere transmitir a sus compatriotas puertorriqueños.

Ramos, que nació en Bayamón y creció en San Juan, amaba el baloncesto y se fue de la isla persiguiendo ese sueño de ser baloncelista tras recibir una beca para cursar la escuela superior en la IMG Basketball Academy que ubica en el estado de la Florida.

Según contó a Primera Hora, recuerda haber llevado una vida tranquila, y mudarse a Miami en el 2012 para estudiar administración de empresas en la Universidad Internacional de Florida (FIU). Fue durante ese periodo que comenzó a leer libros de meditación y de Zen Buddhism que hicieron retornar su curiosidad por la cultura china.

Ahora tiene como encomienda regresar a la isla y abrir camino en el mundo de las exportaciones.

“Empecé a leer libros y me cuestioné: ¿cómo quiero vivir mis 20? Porque hasta ese momento no tenía una respuesta clara de qué era lo que quería hacer, pero estaba seguro de algunas cosas que no quería hacer: primero, que no era mi tiempo de regresar a Puerto Rico, y segundo, me quería mudar de Miami cuando me graduara”, narró.

El tiempo transcurrió, y en el verano de 2015, un año antes de culminar sus estudios se fue a China junto a su padre para emprender un viaje comercial en busca de cerámica y algunos muebles para una empresa familiar.

Durante esa travesía acompañó a su progenitor a una fábrica que supliría material al negocio de su familia. Fue esa parada la que cambió su vida y lo llevó a construir lo que hoy tiene.

“Cuando fui a la fábrica fue como un ‘culture shock’… Todo el mundo me hablaba de que China era la fábrica del mundo. Entonces, cuando voy allá me di cuenta de que las oportunidades de negocio son bien grandes”, contó.

En la travesía conoció a la gerente comercial de la empresa que le vendía los materiales a su padre, que afortunadamente hablaba inglés. A ella le comunicó su interés de trabajar en China.

Aunque el viaje acabó y Ramos regresó a Miami para culminar sus estudios, nunca perdió comunicación con la gerente y tras su graduación hizo maletas para irse definitivamente al lejano país.

Siete años después, Ramos puede decir que se ha labrado una vida de éxito allá. El sanjuanero aprendió mandarín “en la calle”, expandió sus negocios y tras los conocimientos que adquirió en la fábrica que suplía material a la empresa de su padre, logró trabajar con exportaciones para la industria de la tecnología, relacionados, entre otras cosas, a sistemas de energía renovable.

También mantiene un negocio de bienes raíces.

Ahora, tras haberse casado, otra evaluación de su vida, esta vez junto a su esposa, lo llevó a una conclusión diferente a la que tuvo en el 2015: está preparado para regresar a Puerto Rico.

El regreso a la isla se concretará este mismo 2024 y tendrá como misión abrir los ojos de los puertorriqueños sobre las oportunidades del mercado chino.

“A lo largo de los años, la apertura y la internalización del mercado chino ha seguido profundizándose. Las industrias manufactureras de China se han desarrollado rápidamente, y la calidad del producto de China ha mejorado continuamente”, aseguró.

Ramos también considera que, si se concretan más rutas internacionales en el Aeropuerto Luis Muñoz Marín, podrían generarse inversiones asiáticas que beneficien a Puerto Rico en su ruta a la recuperación económica.

“Cuando haya más rutas internacionales en el aeropuerto de Luis Muñoz Marín, pienso que habrá más inversiones asiáticas en Puerto Rico. Y más empresas financiadas con fondos extranjeros, habrán marcas más financiadas con fondos extranjeros, especialmente de China”, dijo.

Ramos recomienda a quienes quieran aventurarse al mundo de los negocios en China aprender mandarín y ser flexibles, algo que le enseñó el COVID-19.

Durante ese complicado periodo, del que China fue epicentro, el joven empresario hizo uso de lo que aprendió cuando fue a la academia de baloncesto, e impartió clases de ese deporte, así como clases de inglés.

Finalmente, recomendó también cuidar de uno mismo en el trayecto. La importancia de cuidar la salud la aprendió justo después de mudarse de Miami a China, cuando vivió el periodo de adaptación que incluyó, según contó, extrañar a sus familiares y amigos, y un buen plato de arroz con habichuelas.

“Cuando uno vive en un país extranjero, tienes que cuidarte la salud, y tienes que pensar en ti en el sentido de estar saludable y cuidar tu cuerpo y tu mente”, cerró diciendo.