“Es más lo que no conocemos que lo que conocemos”.

Esta es la realidad cuando se habla del virus del zika.

Ayer, el doctor Miguel Valencia, director de la División de Niños con Necesidades Médicas Especiales del Departamento de Salud, confirmó  que la mujer está en riesgo de infectar con el virus al bebé  durante todo  el embarazo, cuando se creía que solo ocurría si la madre contraía el zika en  el primer trimestre.

También se dieron a conocer otras condiciones más severas que puede tener un bebé con microcefalia, trastorno neurológico que relacionan con el virus.  Entre estas figuran la retinopatía hemorrágica o sangrado en la retina, y que se le afecte su  agudeza visual.

Inicialmente solo se mencionaron  cambios en la  retina.

“El  mensaje principal es que cuando estamos evaluando a bebés que nazcan de mamás que han estado expuestas al virus del zika durante el embarazo, no podemos solamente  fijarnos en si el bebé tiene microcefalia. Lo importante es que este bebé tenga una evaluación oftalmológica para ver cualquier defecto”, indicó. 

Y precisamente porque se está aprendiendo sobre la marcha, el Departamento de Saludo anunció que se realizarán cambios en la forma en que los pediatras trabajan con un bebé, a la hora de medir su cabeza, y otros que se harán en el certificado de nacimiento.

“En el certificado de nacimiento no se incluía la circunferencia de cabeza… también el certificado de nacimiento va a pedir que documente si la madre tuvo zika o no y si el médico estableció el diagnóstico de microcefalia”, explicó.

El galeno también alertó que  se  definió qué se considerará microcefalia, que es cuando el tamaño del cerebro de un bebé “es más pequeño si lo comparamos con otros que han nacido del mismo sexo y de la misma edad gestacional”.

Indicó  que  junto al Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) se estableció que  “cualquier cabeza que me da por debajo de la tercera percentila, para la edad y sexo”, se considerará un caso de microcefalia.

Precisamente para llevar un récord confiable,  Salud  entregará la semana próxima a los pediatras y a los diversos hospitales, una cinta de medir y un “infantómetro”, junto a unos documentos en  el que el especialista debe incluir el sexo del bebé, la edad, el largo, la circunferencia de la cabeza en centímetros, y el peso, para sacar la  percentila correcta.

Valencia aceptó que había pediatras que no medían correctamente al bebé y podrían dar falsos positivos de microcefalia, o falsos negativos.

Otro anuncio que hizo Valencia fue la creación del Sistema de Vigilancia Activo de Zika en Embarazo para monitorear a todas las mujeres que salgan con un resultado positivo o de posible positivo al virus.

Así le darán seguimiento a esos nacidos hasta los tres años para  evaluar su desarrollo, aun cuando no presenten microcefalia al nacer.

En este caso, como a Salud llegan todas lo casos de madres positivas al zika, la misma agencia las identificará y les ofrecerá el servicio.

Se espera que entre los meses de agosto y enero próximo, nazcan 135 bebés de madres que tuvieron zika.

Al momento, se han diagnosticado 10 casos de niños que contrajeron el virus del zika después de  nacer.

Impacto emocional

Valencia sostuvo que si se mide el impacto económico del tratamiento de un niño con microcefalia, a lo largo de su vida, se estaría hablando de entre $4 a $10 millones.

Sin embargo, Coral Jiménez , quien ofreció su testimonio en la actividad, dijo  que su vida cambió totalmente tras el nacimiento de su hijo  Félix Lebrón, de 11 años y diagnosticado con  microcefalia.

Inicialmente dejó de trabajar y ahora tiene un trabajo a tiempo parcial.

“Tiene discapacidad intelectual severa, se comporta como un nene de año o año y medio, depende de mí prácticamente para todo... toma todavía de botella y yo le doy la comida con cuchara”, expresó.