María del Pilar dará a luz a su hijo dentro de un mes y lo hará, si no la ayudan, en el mayor de los desamparos porque nadie entiende que necesita urgentemente de un techo donde vivir con el bebé y su compañero Víctor.

María del Pilar Ortiz y Víctor de Jesús, los dos de 28 años viven en la playa detrás del hotel Normandie, en San Juan y duermen en dos sillas de playa.

Han hecho cientos de gestiones para conseguir una casa y la indiferencia y el papeleo no han permitido que consigan el techo seguro y estable que están buscando.

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Víctor es artesano. Nieto del loiceño Castor Ayala, mueve sus manos de artista con prisa y precisión al elaborar caretas de vejigantes que vende para literalmente sobrevivir. Lo hace a duras penas. Cuando no vende -o no le pagan a tiempo los que le compran el producto a bajísimo precio- él y María del Pilar buscan comida en los zafacones de los restaurantes de la zona.

“Últimamente le están tirando cloro a la comida que botan en los negocios”, indica el joven, quien no se cansa de contar los mil y un trámites que ha estado realizando para conseguir la casita: ha ido a varios centros de ayuda para las personas sin hogar, ha pedido auxilio a la Oficina de Ayuda al Ciudadano de La Fortaleza; ha acudido al Municipio de San Juan; se supone que lo auxilien los legisladores José Nadal Power y Ángel Matos; y en el Departamento de la Vivienda lo tienen dando vueltas de un lugar para otro para buscar evidencia de penuria, hasta el día de hoy.

María del Pilar llora. Su embarazo es de alto riesgo y sabe que ella no debería estar en la playa del Escambrón viviendo como vive.

Lo más que le preocupa es el futuro de su niño. “Yo no quiero que me lo quiten… Yo quiero a mi bebé”, dice en medio de lágrimas, pero siempre soñando en un mundo mejor… si es que hay respuesta para el que quiere ayudarse, pero necesita de otro que le abra el camino.

Hace ocho años María del Pilar y Víctor dejaron Loíza para venir a San Juan y eso precisamente era lo que anhelaban: una mejor vida.