El Colegio de Farmacéuticos de Puerto Rico expresó hoy, jueves, su preocupación sobre el impacto adverso que pudiera tener en el salud pública el reglamento sobre uso del cannabis medicinal en la Isla, aprobado recientemente por el Departamento de Salud.

La presidenta del Colegio, Nayda Rivera, indicó en conferencia de prensa que el principal reclamo es que el reglamento descuida el aspecto de controles médicos en la dispensación de los derivados de la planta de la marihuana.

Rivera aseguró que el Colegio no se opone en términos generales al uso de la marihuana con fines medicinales, pero consideran que las medidas implementadas por Salud han sido apresuradas y sin tomar las iniciativas necesarias para garantizar la seguridad de los pacientes.

"Como profesionales de la salud estamos convencidos de que la adopción en Puerto Rico de esa política, de acceso a productos de marihuana, está ausente de estándares que garanticen su pureza y calidad, así como de indicaciones aprobadas por las agencias correspondientes que guíen la determinación de la dosificación, frecuencia y duración del tratamiento", sostuvo Rivera.

Asimismo, dijo que envió a Salud varias propuestas de enmiendas al reglamento, mientras que se mantienen trabajando con un proyecto que se consideraría en el Capitolio, pues el uso del cannabis medicinal se acogió por el Gobierno mediante una reglamentación, sin la aprobación de una ley.

Para el Colegio de Farmacéuticos, el primer paso para una reglamentación más rigurosa y segura se logrará si se establece que la sustancia sea recetada por un médico especialista en condiciones debilitantes, pues dijeron que actualmente lo puede hacer cualquier doctor. Añadió que en el gobierno federal todavía la marihuana es considerada una sustancia Clase I, en la que los medicamentos son recetados sólo por médicos especialistas.

Rivera también destacó que, por el momento, se debe mantener el uso de estos productos en una fase de investigación, a través de organizaciones como la Universidad de Puerto Rico, para estudiar los efectos en ciertos pacientes que reúnan características específicas.

"Estamos hablando de pacientes con condiciones debilitantes. No podemos darle algo sin saber", dijo Rivera. "Es necesario generar evidencia científica de la que ahora carecemos", argumentó.

Por su parte, la abogada Ana Vélez Carrasquillo, quien también es miembro del Colegio, señaló que, aunque sí se ha producido mucho trabajo científico sobre la marihuana medicinal, "no ha sido suficiente como para que sea aceptada por la FDA (siglas en inglés para la Administración de Medicamentos y Alimentos) como un medicamento".

Reconoció que en 24 estados de Norteamérica se han aprobado leyes para el uso medicinal de la planta, pero con disposiciones más rigurosas que lo establecido en el Reglamento 155 del Departamento de Salud. Incluso, dejó entrever el reglamento en cuestión propicie el incumplimiento de leyes federales, ante la inexistencia de un estatuto local.

Además de ser recetado por un especialista, para el Colegio es clave la dispensación "sea a través de un farmacéutico autorizado para que interprete la orden médica, revise el expediente del paciente para que sepa los otros medicamentos que está tomando y pueda detectar la posibilidad de contraindicaciones", dijo Vélez Carrasquillo.

La abogada dijo que el reglamento actual establece que los productos de marihuana medicinal no tienen que ser expedidos en farmacias, sino en "dispensarios" y la persona a cargo sólo "tiene que cumplir con seis horas" de adiestramiento.

También señaló que para cada dosis se necesite una receta nueva, como ocurre con los demás medicamentos Clase II, a donde fue reclasificada la marihuana en Puerto Rico tras la aprobación del reglamento mencionado por el Departamento de Salud.

"El reglamento sí establece muchos controles con la siembra y el proceso de extracción (de los derivados de la planta), pero dejó al descubierto la parte médica", insistió Vélez Carrasquillo.

A su vez, la presidenta del Colegio aseguró que las objeciones manifestadas no responden a una intención de proteger la profesión de los farmacéuticos frente a los dispensarios que se registren en el Departamento de Salud para vender la marihuana medicinal.

"De la misma manera que entendemos que sea el médico el que hace las recetas de cualquier medicamento, el farmacéutico es la persona preparada no sólo para el despacho, sino para la orientación al paciente del uso adecuado", afirmó. "No tiene que venderse en farmacias, pero que entonces haya farmacéuticos en esos dispensarios", sostuvo.

"Más bien se defiende al pueblo", dijo Rivera, quien recordó que en los estados de Nueva York, Connecticut y Minnesota realizaron enmiendas para que el despacho estuviera a cargo de farmacéuticos. "Se ha probado que la marihuana tiene interacción con múltiples medicamentos, desde antibióticos, hasta antidepresivos, anticonvulsivos y muchos más. Así que no es solamente despachar, sino conocer y orientar al paciente el mejor uso médico de esa terapia".