Guayanilla. Cuando el huracán María azotaba al sector San Pedro en el barrio la Playa, “el mar se retiró y eso hizo que el río desembocara”, afirmaron residentes de esta comunidad, que se caracteriza por las viviendas y comercios pegados a la costa caribeña.

“Los marullos estaban bien fuertes, pero corrían hacia atrás y hacia el lado. El mar se retiró como 20 pies. Fue como el fenómeno de Tampa. Si el mar se hubiera metido aquí, la historia de la Playa de Guayanilla fuera otra”, opinó Herminio Rodríguez, residente del lugar.

Aunque el río desembocó en el mar, la inundación que provocó la fuerte lluvia del temporal en el casco del pueblo fue tan grande, que todavía brigadas municipales sacaban fango y escombros de los edificios.

“Aquí en la biblioteca pública el río se metió como unos tres pies”, dijo el policía municipal, Fernando Mattei, quien participaba en la limpieza.

Mientras, en el sector Los Sitios un empleado municipal sacaba troncos gigantes del río con una excavadora porque llovía y justo en ese lugar, fue que el cuerpo de agua se salió de su cauce el pasado 20 de septiembre.

“Está lloviendo para los campos y esa agua baja”, dijo Rony Rivera, otro empleado que supervisaba los trabajos de limpieza de escombros en el río.

Recordó que el río entró hasta el primer piso de la escuela y también inundó comercios del pueblo.

Un poco más abajo, decenas de personas hacían una larga fila en la cooperativa en busca de dinero para comprar alimentos y artículos de primera necesidad en el único comercio que estaba abierto.

“No tengo dinero. Como $10 pesos me quedan en el bolsillo. Me llevaron una comprita a casa dos días atrás, pero ya se me está acabando”, dijo don Mariano, quien llegó caminando desde un sector de la Playa.

Otros guayanillenses se movilizaban al Centro de Operaciones de Emergencias (COE) porque desde el día anterior comenzaron a repartir los toldos de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA).

“Estoy aquí buscando un toldo porque se me inundó la casa y el huracán me llevó 12 planchas de zinc”, exclamó Lourdes Espada, del barrio Magas Arriba.