Sería tremendamente injusto que la imagen de Puerto Rico en los Estados Unidos se vea afectada por el hecho de que un puertorriqueño fuera el que dio muerte a tres soldados del Fuerte Hood, de Texas el pasado miércoles.

Sería injusto, pero puede suceder, advirtió el reconocido sociólogo Manuel Torres Márquez, quien anticipó que esa reacción, de surgir, surgiría entre la “derecha intolerante de los Estados Unidos”.

La condena al puertorriqueño por ser puertorriqueño podría sumarse a la carga de discrimen de la que son objeto los latinos en general por el ala más extremista del Partido Republicano y el Tea Party, expresó el sociólogo.

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Torres Márquez señaló que Estados Unidos no está ajeno a este tipo de matanzas; que es uno de los países donde más masacres se suscitan al estilo de la de Fort Hood. 

Las matanzas y suicidios colectivos –dijo- se dan en ese país en sectas religiosas, en espacios públicos, en aulas, en  instalaciones militares y otros lugares, sin que los protagonistas sean de una sola nacionalidad o etnia en particular.

“No es momento para hurgar en la herida del estigma. Todo lo contrario, es momento de que la sociedad norteamericana evalúe por qué se están dando estos incidentes”, indicó el experto en la conducta de grupos.

Torres Márquez le sugirió ayer al gobernador Alejandro García Padilla que les  envíe condolencias a las familias afectadas de Texas. 

Sería correcto -señaló- que les demostrara lo humanitario que es nuestro pueblo; que les dijera que lamentamos lo ocurrido en la base militar y también lo que pasó en la vida del joven puertorriqueño a partir del momento en que inició su carrera militar.

El Primer Ejecutivo también debería destacar  que el incidente de Fort Hood “se dio en una sociedad que no está atendiendo adecuadamente la salud mental de su población”, según el sociólogo.

Lo que sucedió con el soldado puertorriqueño Iván López, agregó Torres Márquez,  “fue producto de un desequilibrio; de una situación llena de estresores”.

“Sus supervisores no advirtieron que el panel de instrumentos de ese ser humano estaba encendido”, dijo.

En cuanto a la imagen de los puertorriqueños en Estados Unidos, se reiteró en que en algunos sectores de ese país aún nos ven como “navajeros”; con la misma imagen que se exhibió de los boricuas en la película “West Side Story”.

Lo que pasó en Texas pudo protagonizarlo cualquiera, de cualquier parte, insistió.

La líder de Madres contra la Guerra, Sonia Santiago, convino en que la tragedia de Texas no tiene por qué afectar la imagen de los boricuas, si la misma se califica correctamente.

“Como sicóloga te digo, que todos los seres humanos tenemos cierto nivel de resiliencia, de fortaleza interior; de capacidad para sobreponerse a los traumas y a los conflictos de la vida”, manifestó Santiago.

La sicóloga sostuvo que Iván López, aparentemente, no tuvo la fuerza necesaria para poder encarar las consecuencias de haber participado cuatro meses en una guerra. Minimizar los efectos de la guerra por el tiempo que se vivió en ella, dijo sobre este caso y en otros “es desinformación”. 

Lo vivido en un instante, en un día, en una semana, en meses, explicó, que puede traer secuelas de instantes, de días, de semanas, de meses… y más.

Si es cierto que López enfrentaba conflictos con miembros de su unidad, eso –de acuerdo Santiago- también  pudo desestabilizarlo, porque para un soldado la relación con los pares es bien importante.

“Nada de esto tiene que ver con nacionalidad… Eso es así; eso no tiene nada que ver”, aseguró la líder de la organización Madres contra la Guerra.