Pedro López combate por mantenerse con vida. El hombre de 83 años sufrió una embolia cerebral que impide que el oxígeno llegue con facilidad a la zona craneal. Por su condición, necesita tres terapias de oxígeno diarias para sobrevivir. En el barrio Juan Domingo no hay luz. La casa de Pedro tampoco tiene un generador eléctrico. Es una odisea diaria que, solo a veces, culmina con un buen samaritano que lo lleva hacia alguna estructura con energía eléctrica.

Pedro vive con su esposa Delia Borrero, quien le cuida a toda costa. “Un día se me murió y le tuve que dar respiración boca a boca para revivirlo”, narró la mujer de 78 años. “No tengo vehículos, no tengo transportación, él era el que guiaba. Necesito, al menos, un generador pequeño”. 

Relacionadas

La situación se complica aún más. El ingreso monetario del matrimonio provenía de un negocio de jardinería. Ya no queda nada. El huracán María, que azotó hace 15 días a Puerto Rico con vientos de más de 150 millas por hora devastó toda la flora. 

La lluvia no solo ahogó los cultivos, sino que también inundó la residencia dañando todo lo que allí había. 

“Esto serán años a lo que nos recuperamos”, dijo Delia. 

En el barrio de Guaynabo residen unas 577 personas. Los estragos de María en Juan Domingo impactaron unas 80 residencias, dijo la líder comunitaria Ada Ayala. 

La escuela Juan Román Ocasio ubicada en el corazón del sector aún sirve de refugio. Aunque llegaron a tener unas 50 personas, hoy solo quedan 14 que serán trasladadas próximamente. 

Hace unos días, en el albergue explotó un brote de escabiosis –o sarna– que, según Ayala, se propagó por “unos niños que jugaron con unos caballos”. 

“Ya nos dieron tratamientos a los del refugio y a los guardias y certificaron que ya todo está bien”, expresó la líder comunitaria mientras enseñaba el referido firmado por la pediatra Carla Figueroa Lubriel. 

Ningún funcionario del Departamento de la Salud se ha personado al lugar.

A parte de este suceso, todo ha funcionado bien en el refugio. El inventario de alimentos en el comedor no ha escaseado y hasta voluntarios se han acercado para estrecharle la mano a las familias que lo perdieron todo.

Por ejemplo, el hijo de Sonia Ortiz, quien residen en Juan Domingo hace más de 60 años, es el encargado –junto a otros jóvenes– de buscar hielo. 

“Todo el mundo se ha unido para limpiar las calles. Lo hemos tomado como una gran familia. La comunidad nos ha traído hasta ropa”, resaltó Ayala.

Hoy, recibieron toldos del Departamento de la Familia municipal. Uno de los tres agraciados fue Víctor Rodríguez quien perdió el techo de su residencia y junto a las planchas de zinc todo lo que había debajo. 

“Lo más que duele –más que lo material– es la memoria y que uno trabajó para tener lo poquito que uno tenía y ver que se fue”, confesó. 

El toldo a Víctor le ha venido bien, pues la acumulación de agua en su residencia ya se estaba filtrando al hogar del primer piso. Ahora, el hombre esperará por las ayudas de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés). 

“Vamos a empezar de nuevo, pero a prepararla mejor. Si nosotros nacimos sin nada podemos empezar de nuevo”, reflexionó. 

Posterior al fenómeno atmosférico, la Policía registró dos muertes en Juan Domingo. “Amanecieron en sus camas muertos por causas naturales. No sé si por el calor o qué”, expresó el agente Karlos Riollano. 

Por estos lares no pasó el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la visita que realizó ayer para conocer de primera mano el impacto del huracán María, sino que se dirigió a la urbanización Muñoz Rivera. 

“A esa gente no les pasó nada. Ahí no pasó nada. Fue una humillación”, criticó la residente Ileana Solano. 

Pero al parecer, Trump no era el único que no se había paseado por la comunidad, tampoco lo había hecho el alcalde de Guaynabo, Ángel Pérez. 

“No ha hecho nada por acá arriba. Tampoco se ha visto movimientos de brigadas”, destacó la ciudadana que reside en la comunidad hace 20 años. Con ella coincidieron más de 15 vecinos.

Sin embargo, a eso de las tres de la tarde el alcalde llegó hasta el barrio para entregar cajas de alimento que sirven para alimentar a una persona durante un día. También se les entregaron a los residentes seis botellas de agua. 

“Esta es ayuda que ha dado FEMA y que está repartiendo a los municipios. Yo lo que hago es que impacto diferentes comunidades”, dijo Pérez quien aseguró que lo más que necesita su pueblo es agua y comida. 

Los toldos, que es lo más solicitado por los residentes de Juan Domingo, el alcalde sostuvo que ya llegaron al municipio y que se encuentran montándolos.

En cuanto a la visita de Trump, Pérez aseguró que personal de la Casa Blanca “vieron cómo mucha gente perdió sus hogares”, pues días antes, el alcalde los llevó a las zonas más devastadas del municipio como Amelia y Vietnam. 

En un estimado preliminar, Guaynabo tuvo pérdidas de $30 millones solo en las facilidades municipales.

“Tuve la oportunidad de pedirle al presidente que no pongamos parchos en la reconstrucción. Le pedí poder hacer casas de concreto y soterrar algunas líneas eléctricas”.

La casa de Pedro López quedó destruida tras el embate del huracán María. (Para Primera Hora / José Karlo Pagán)
La casa de Pedro López quedó destruida tras el embate del huracán María. (Para Primera Hora / José Karlo Pagán)