Jose García, de 89 años vive en la barriada Nueva en Utuado.

Allí, la situación no era la mejor para sus residentes, aunque él asegura que en su vivienda de cemento estaba seguro.

Sin embargo, la salud de su esposa de 66 años y paciente de Alzeheimer, entre otras condiciones, lo obligó a refugiarse en la escuela Félix Seijo Rivera, en el pueblo.

Es la primera vez que busca un refugio.

“Vine hoy porque la esposa mía está encamada y tiene que tomar sus medicamentos…”, dijo sobre doña Luz González Pérez, quien estaba sentada en una silla de ruedas, mientras sonreía y hablaba de varios temas.

Llegaron allí en ambulancia.

“Yo soy quien le cocinó, le doy el desayuno, los medicamentos, y hay una señora que la baña. Yo he pasado muchos huracanes, pero como este está tan fuerte, es (categoría) cinco, pues decidí venir acá”, confesó el hombre que no se despegaba de su radio “para escuchar como están las cosas en la calle”con el huracán Irma.

“Nos vamos y mañana regresamos”, sostuvo confiado al reiterar que cuando él estaba solo se quedaba en su casa. Ahora, la condición de doña Luz, con quien lleva casado 18 años, lo obligó a descansar esta noche en un catre.

Otro caso que llamó la atención de este medio fue el de Santos Candelario, de 80 años.

La retén del cuartel de Mameyes, también en Utuado, la agente Raquel Carrero, informó que don Santos fue removido de un refugio a donde llegó, y en el que habían solo tres personas. El trío fue reubicado; dos se los llevaron los familiares y don Santos sería llevado al del sector Caonillas.

Sin embargo, en el camino el octogenario le dijo a los policías que tenía un familiar, que lo llevaran hasta allí. Cuando llegaron, sus familiares le dijeron que no tenían espacio para él.

El hombre fue llevado nuevamente al cuartel desde donde sería trasladado a la escuela Antonia Tulla Torres para ser atendido.

Y mientras algunos familiares no tienen espacio para un necesitado, don Rafael Torres no se pudo separar de su querida perrita Lola.

El vecino de la calle doctor Cueto, ubicada cerca de un cuerpo de agua, dijo que se trasladó al refugio por su nietecito y familia, y por supuesto, Lola no se podía quedar.

El animalito descansaba tranquilo en la acera frente al salón donde su amo estaba sentado en un catre.

El grupo de refugiados que ascendía a 40, esperaba por que le dieran la comida, que ya estaba siendo servida.

Según la Agencia Estatal para el Manejo de Emergencias y Administración de Desastres (Aemead), zona de Utuado, al momento hay 455 refugiados. En Adjuntas hay 125, en Jayuya, 104, en el pueblo de Lares hay 54, en Utuado 128 y en Ciales 44.

En el Centro Gubernamental, desde donde opera Aemead, no hay energía.