Preocupados por las dificultades que adolescentes o jóvenes transgénero, transexuales, de género no binarios e intersexuales enfrentan en la búsqueda de respuestas a sus necesidades, Daniela Arroyo González y Raymond Rohena crearon en mayo de 2015 la organización comunitaria Puerto Rico Trans Youth Coalition.

Arroyo González y Rohena Pérez unieron esfuerzos para proveer a miembros de estas comunidades trans un espacio seguro que sirviera como red de apoyo y conexión y de fuente de información sobre los recursos profesionales disponibles en la Isla para satisfacer sus necesidades particulares.

Según Arroyo González, primera transgénero menor de edad en lograr en Puerto Rico que se le administrara legalmente un tratamiento de hormonas femeninas, la organización surgió de su propia experiencia al identificar la falta de ambos recursos, mientras buscaba información del tema y profesionales multidisciplinarios pertinentes a su proceso de terapia hormonal.

Actualmente, la  iniciativa cuenta con unos 200 integrantes  entre los 14 años y 30 años de edad.

“La misión era crear un espacio seguro para estos jóvenes donde pudieran encontrar los recursos más fácilmente y conectar con otros jóvenes que están pasando por la misma experiencia”, dijo Arroyo González en entrevista telefónica con Primera Hora.

En octubre de 2015, compartió su historia con este medio, logrando alivianar para otros la dificultad que experimentó al tener que sumergirse por sí sola en la búsqueda de información y ayuda.

 Desde entonces, esto “ha sido como una bola de nieve que sigue creciendo poco a poco”, dijo, y agregó que la creación de la iniciativa le ha permitido descubrir que la “la comunidad no es tan pequeña, hay muchos jóvenes y simplemente necesitan conectar y conseguir recursos”.

A juicio del cofundador de Puerto Rico Trans Youth Coalition, Rohena Pérez, la iniciativa -que además de tener la página en Facebook cuenta con un grupo privado- promueve la visibilidad y el empoderamiento comunitario.

Para los gestores es importante ese enfoque “porque muchas veces (estos jóvenes) no pueden asumir su identidad hasta luego de la adultez”.

Arroyo González cursa actualmente el cuarto año en la escuela superior Catalina Morales de Flores en Moca, donde sentó un precedente al asistir a todas las clases del décimo grado  con falda.

Además, la administración escolar le habilitó un baño.

Es desde su experiencia que Arroyo González censuró que se dejara sin efecto la carta circular sobre la enseñanza de la perspectiva de género en las escuelas, así como el inciso 9 de las directrices generales de la carta circular sobre los uniformes escolares.

A su juicio, ambas acciones son un acto “irresponsable” porque revelan desconocimiento sobre el tema y  “deberían tener más empatía y entender que los derechos de todo el mundo importan”.