Lleva 26 años trabajando en el municipio de Vega Alta con los partidos Popular Democrático (PPD) y Nuevo Progresista (PNP), pero ayer pisó la casa alcaldía por vez primera como el alcalde electo de ese pueblo.

Y lo hizo con Primera Hora mientras sus compañeros lo felicitaban.

Oscar “Can” Santiago, subdirector de Relaciones Públicas del municipio, se enfrentó el martes pasado al que hasta ahora sigue siendo su jefe, el saliente alcalde Isabelo “Chabelo” Molina. 

Aún no se han mirado a los ojos. Molina no lo ha llamado para felicitarlo y eso lo tiene “preocupado”.

 Santiago asegura que hizo una campaña limpia, en la que visitó por año y medio todas las comunidades para escuchar sus preocupaciones y ofrecerles alternativas.

Señala que caminó mucho más porque enfrentó un proceso primarista el pasado 5 de junio que lo llevó a comprender de primera mano la problemática que tenía el pueblo y que ya conocía como parte de sus funciones en el municipio.

Santiago ha trabajado como director de Recreación y Deportes, cargo que asumió en el 1982, bajo la administración de Manuel Chinea, cuando aún estudiaba Educación Física.

Luego, Molina lo reclutó oficialmente en su segundo cuatrienio y comenzó a laborar en la Oficina de Relaciones Públicas.

Al deportista lo contrataron como empleado de carrera bajo la administración de Juan “Mane” Cruzado, que duró poco tiempo en la alcaldía y que fue sustituido por José M. Colón García, quien lo llevó a laborar en Cultura y Turismo.

Y desde el 2004 ha estado otra vez bajo el mando de Molina. O sea, 12 años más. 

Fue en el 2014 que el entrante alcalde se vio inmerso en la política, cuando fue nominado para presidir, entre otros candidatos, el PPD en ese pueblo. Un año después fue electo presidente con la reorganización de la colectividad a su cargo.

Desde entonces, Santiago, del barrio Maricao, sabe que su futuro es luchar por la alcaldía de su pueblo, aunque confiesa que “no tenía esa espinita”.

“Nunca pensé que iba a estar en esta posición. A mí me hicieron político en los últimos seis meses, porque yo soy servidor público y no soy politiquero”, indicó.

Al preguntarle qué sintió cuando ganó las elecciones, respondió que comenzó a llorar. 

Y en la entrevista se le quebró la voz.

“No fue un proceso fácil. Fue un proceso duro con mi familia. No dejé de recibir ataques. Mi esposa sufrió mucho a nivel que en un momento tuvo que cambiar el número de teléfono”, aceptó Molina hablando también de la primaria del pasado 5 de junio, la que catalogó de “injusta”.

Sin embargo, su rostro cambió cuando comenzó a hablar de sus compañeros de trabajo y del respaldo que ha tenido de estos.

Aunque la mayoría en la alcaldía son afiliados al PNP, sabe que muchos votaron por él y no fueron pocos los que, durante la entrevista, lo detuvieron para felicitarlo, darle la mano y abrazarlo.

Dicen por ahí que usted retó a su jefe, que lo traicionó.

“No, no es traición porque ellos mismos (los alcaldes con los que ha estado) me dejaron trabajando porque soy un servidor público”, expresó convencido Santiago.

“Ellos me dejaron aquí trabajando porque les gustaba cómo yo trabajaba, sin importar el partido. Eso que vieron todos los alcaldes, lo vieron también los electores ahora”, aseguró.

¿Usted ha mirado a Chabelo a los ojos y Chabelo a usted? 

“No nos hemos visto. Estoy esperando esa llamada (de felicitación) y no lo ha hecho. Estoy un poquito preocupado porque llevé una campana de altura y he visto que todos los alcaldes se han llamado... Sin embargo yo no he recibido esa llamada... Yo no se por qué no lo ha hecho”, concedió.

Dijo que la preocupación surge porque “yo no ataqué a Chabelo, yo ataqué la obra que él no ha hecho en 20 años”.

Reiteró que “siempre lo he respetado. He tenido una campaña de altura. Puedo estar frente a la alcaldía, mirarlo a los ojos a él y a todos mis compañeros porque nunca ataqué a Chabelo”.

Asamblea del PNP

Pero, aunque ganó la alcaldía, la gente le dio una Asamblea Municipal con 11 miembros del PNP, dos de su partido, y uno del Partido Independendista Puertorriqueño (PIP).

Sin embargo, anoche le envió un mensaje a la Legislatura que tuvo su primera reunión en el que le dijo que “el pueblo decidió el martes que esa asamblea se va a quedar... así que la intención es trabajar en equipo porque hay que respetar la decisión del pueblo”.

Mucho trabajo

Parte de esa agenda que tiene Santiago a favor de los vegalteños incluye trabajar con todas las áreas del deporte.

“La gente lo que me pide es deportes. En 20 años, Vega Alta no tiene una pista de atletismo ni parque de recreación pasiva, y eso se lo dije a todos los alcaldes con los cuales trabajé. Ahora me toca hacer a mí la pista”, reconoció.

También alertó de que su pueblo es el único que no tiene un teatro, un museo de su historia ni una plaza del mercado.

Sin embargo, la principal preocupación de los ciudadanos es la falta de seguridad, cuando al momento solo hay 12 policías municipales para casi 28,000 habitantes.

Anticipa reclutar, pero trayendo a los que son de ese pueblo y están en otros municipios con la concesión de un aumento inicial de $100 el primer año. 

También quiere establecer el programa de Ama de Llaves, pero que no dependa de los fondos federales, que se acaban. 

“Cuando fui por las calles, visitando casa por casa, había muchos envejecientes solos”, lamentó.

Agregó que también le piden empleo, pero en un cuarto lugar, porque lo que quieren es calidad de vida.

¿Y el salario?

Santiago, quien sabe que Molina se aumentó el sueldo en varias ocasiones, el último en $1,500, no descartó quedarse con el salario base de $6,500.

“Estoy dispuesto a evaluarlo”, consideró al agregar que con esos $1,500 podría darle empleo a muchas personas.

Dijo que ya en las reuniones del Comité de Transición conocerá cómo realmente está la situación fiscal del municipio.