Loíza - Compañeros del bombero Edgardo Rivera Osorio, quien fue asesinado el 6 de enero por ladrones que lo atacaron en su residencia, en Río Grande, le rindieron tributo póstumo hoy, lunes, en el Parque de Bombas de Loíza.

En el lugar donde laboraba Rivera Osorio, sus compañeros de labores montaron una guardia de honor frente al féretro adornado con flores blancas y rojas.

Durante la guardia de honor los bomberos se mantuvieron de pie portando hachas, herramientas utilizadas frecuentemente durante el combate de incendios para abrir puertas o romper paredes en gestiones de rescate y sofocación de llamas.

El jefe del Cuerpo de Bomberos, Ángel Crespo, describió a Rivera Osorio como un oficial de primer orden.

"Es un honor que le estamos haciendo a uno de los nuestros que cayó, un bombero de primer orden", sentenció el funcionario.

En el retén de la Estación de Bomberos se encontraba temprano Elvin Ortiz Matos, quien recordó que fue la persona que adiestró a Rivera Osorio cuando llegó a trabajar a Loíza.

“Desde que era un novato conmigo fue con quien aprendió lo que se hace en la calle. Era súper diestro, afable, servicial, buen compañero y buen amigo”, contó el bombero al relatar que tuvo que pedir una autorización de su supervisora para abandonar el puesto la noche del 6 de enero por lo impactante que le resultó la noticia de la trágica muerte de su compañero y amigo Rivera Osorio. 

“Era un bombero al 110%”, dijo Ortiz Matos.

Después de la ceremonia en Loíza, los restos de Rivera Osorio fueron trasladados al cementerio El Yunque Memorial, donde se efectuaría el sepelio.

Según la investigación de la Policía, Rivera Osorio se disponía a salir de su hogar para iniciar su turno en Loíza cuando dos hombres lo encañonaron y le obligaron a entrar a la residencia. En medio del robo, al parecer el bombero puso alguna resistencia y le dispararon. Rivera Osorio procuró ayuda de vecinos, pero falleció cuando era trasladado al hospital.

Mientras se desarrollan las exequias de Rivera Osorio, la Policía sigue la investigación del crimen. Como parte de esas gestiones, la Policía procura entrevistar a un sujeto que se asegura estuvo merodeando el 5 de enero pasado la casa de la urbanización Río Grande Estates donde se produjo el crimen. El teniente Carlos Nazario, director del Cuerpo de Investigación Criminal de Fajardo, indicó el domingo que la persona investigada es sospechosa de otro crimen.

Durante la ceremonia en Loíza, Crespo comentó a este medio sobre el victimario de Rivera Osorio. "Una persona que ha tomado ese camino en la vida de destruir vidas debe reflexionar. Hoy es un bombero y mañana puede ser otro padre de familia. En este caso están viendo, no sólo el daño que cometieron pero más allá de eso, hoy se da una lección de lo que se llama respeto", argumentó.

La ceremonia en el Parque de Bombas de Loíza contó con la participación de la banda del Cuerpo de Bomberos y, a las afueras, la Loíza Steel Band entonó un tema en honor al bombero caído.

Precisamente uno de los integrantes de la Loíza Steel Band, Carlos Hernández, se crió con Rivera Osorio en el barrio Medianía Alta de Loíza. 

“Humilde, era un hombre que dejaba de ser de él para otras personas. Si no estaba trabajando y había un fuego él dejaba de hacer lo que estaba haciendo para trabajar”, sostuvo Hernández. 

Wilfredo Cepeda, por su parte, dijo a este medio que compartió en asuntos laborales con Rivera Osorio ya que fue coordinador de rescates en el Municipio de Loíza durante 17 años. “Trabajamos varias situaciones de emergencia juntos. Era tremendo compañero, esencial. El hacía sus labores, pero también hacía labor voluntaria. Si surgía algo y había terminado sus ocho horas, comoquiera nos daba la mano”, destacó.

Cepeda recordó también que fueron él y Rivera Osorio entre los primeros en llegar en el 2010 al fuego que consumió el Centro Vacacional de la Unión Independiente Auténtica en Loíza. “Estuvimos trabajando allí desde por la noche hasta el otro día. Era tremendo compañero y servicial”, sostuvo.

Fue Cepeda quien tuvo la triste encomienda de notificar a los bomberos de Loíza sobre el fallecimiento de su compañero, a quien también conocía como Goya. “Fue un hermano de corazón”, concluyó compungido.

Rivera Osorio era amante de las motocicletas y Helson Dávila lo recordó jubiloso en sus recorridos dominicales por la Isla. Indicó que junto a su amigo viajaban en motocicletas “a chinchorrear”. “No era siempre, pero social se daba su palito…Corríamos desde por la mañana hasta por la tarde”, comentó.

Dávila contó que tras escuchar la noticia del atraco llamó al teléfono de Goya, pero quien contestó el teléfono fue su cuñado, quien le confirmó la mala noticia. “Me cayó todo ahí”, confesó.

Desde muy temprano en la mañana, más de medio centenar de personas se congregó en el Parque de Bombas de Loíza. Ya al mediodía un centenar de ciudadanos llegó al lugar para expresar su solidaridad a los familiares de Rivera Osorio. ?En horas de la tarde se completaron las exequias en el camposanto El Yunque Memorial.