Barranquitas. La falta de lluvia comienza a hacer estragos en la industria ganadera, donde la desnutrición de animales empieza a preocupar a criadores que a medida que pasan los días han visto fallecer a algunas de sus reses.

El panorama luce desalentador para la actividad agropecuaria, particularmente para ganaderos como don Jorge Rivera, quien en los últimos dos meses  ha perdido por “hambre y debilidad” a 14 novillas de reemplazo de las que cría en su finca La Cintrona, en Barranquitas.

Y es que según relató el ganadero a Primera Hora, la extrema sequía que atraviesa el País ha afectado el crecimiento del pasto en los cercados donde  se alimentan las vacas utilizadas para la producción de leche que se consume a nivel local. En el caso de don Jorge, él se encarga de criarlas, alimentarlas y cuidarlas hasta el séptimo mes de gestación, periodo en el que las entrega a las vaquerías que se dedican a extraer la leche del animal una vez da a luz a su becerro. Actualmente tiene 224 reses.

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“Esta crisis comenzó hace varios meses cuando dejó de llover y empezó a secarse toda la finca... Han caído unos chubascos, pero no son suficientes  para el proceso de pastoreo de estas vacas que, en su mayoría, están preñadas y han retrasado su proceso de ceba (engorde), lo cual es muy importante para que puedan producir suficiente leche”, detalló el comerciante que también a visto morir a algunas de las reses en gestación y cuyo valor en el mercado es de $1,000 como mínimo. A muchas, explica, se les adelanta el parto por la desnutrición y han fallecido luego del nacimiento.

Primera Hora realizó un recorrido por el lugar, en el que se pudo apreciar algunos de los cadáveres. También vimos la condición de los cercados, que ya comienzan a tornarse marrón por el tiempo seco.

Las vacas comen lo que pueden, que no es mucho, pues el pasto apenas ha crecido. Y según don Jorge, en los lugares que se ve más verdor lo que abunda es “mala yerba” que no es la más idónea para alimentar a las reses en gestación.

Para empeorar el escenario, las quebradas que rodean las 183 cuerdas del terreno comienzan a secarse.  Apenas un chorrito de agua corre por el lugar donde se hidrata el ganado que, en su mayoría, es de raza Jersey. Este tipo de vacas, generalmente blancas y negras, es la segunda más común en Norteamérica y es reconocida por el alto contenido de grasa  en la leche que produce y por ser  dócil.

“El agua es indispensable en la crianza de estas vacas y  deben tener acceso a ella todo el tiempo... por eso la situación empieza a preocuparme, porque si no llueve la cosa se va a poner peor. Yo no sé qué voy a hacer”, expresó el agropecuario con 38 años de experiencia en la industria.

Para tratar de amilanar la situación, el ganadero les coloca candungos de agua en puntos estratégicos con unas piedras de sal que, según explicó, tienen unos minerales que ayudan a la salud de los bovinos.

También ha tenido que incurrir en gastos de comida para no continuar viendo morir de hambre a los animales.

Aseguró que actualmente les está echando 50 sacos de 50 libras de alimento a las vacas. Indicó que cada quintal de comida le cuesta $22. Es decir, $11 el saco de 50 libras.

“Le estoy dando la comida poquito a poco  para rendirla... pero se me han ido muchos chavos. Estoy perdiendo dinero. Y a eso súmale que me han devuelto al menos 8 vacas en el último mes cuando las llevo a la vaquería que me las compra en Arecibo. Hay pérdidas por dondequiera que lo mires”, expresó con lamento el hombre.

“Yo entiendo a la gente de la vaquería porque ellos necesitan vacas gordas y saludables para que puedan dar buena leche. Una vaca flaca no les resuelve nada. El problema es que me la devuelven y tengo que traerlas nuevamente para la finca.  Pero, imagínate, no tenemos alimento para engordarla. Y el problema es que algunas se van de parto y  están tan flacas que al halarle el becerro durante el parto se nos mueren. El asunto con estas vacas jersey’es que una vez caen al piso, débiles, es difícil levantarlas”, agregó el ganadero, que identificó como síntomas de enfermedad el hecho de que las vacas se postran en el cercado a causa de la desnutrición.

Urge ayuda por parte del Gobierno

La única salida para frenar la crítica situación que azota a la industria agropecuaria afectada por la sequía es recibir ayuda económica para poder invertir en alimentos para los animales. Cada minuto cuenta, por lo que cualquier movida por parte del Departamento de Agricultura y el Gobierno es urgente.

“Lo que pedimos es que el Gobierno nos ayude antes que la situación pase a peor. Ahora mismo Barranquitas no está en zona de sequía moderada, como es el caso de  Corozal y Morovis. Pero eso no significa que no tengamos daños. Nuestras pérdidas son evidentes, los daños ya están, las 14 novillas están muertas y no hay quién las salve”, expresó al explicar que la  ayuda debe ser para comida pues, el abono no sería efectivo por la falta de lluvia.

Dijo que mientras el municipio no esté incluido en las zonas declaradas bajo emergencia, no puede recibir las ayudas federales disponibles, por lo que depende de la acción gubernamental.

“Aunque lo ideal es que llueva para que nosotros podamos seguir bregando”, manifestó.

Reacciona Agricultura

Carmen Oliver, secretaria auxiliar  de Integridad Agrocomercial del Departamento de Agricultura, explicó  que hay asignaciones disponibles para atender los efectos de la sequía en el ganado, pero para poder ayudar con las novillas de La Cintrona, en Barranquitas, están a la espera de que el gobernador Alejandro García Padilla firme una nueva orden administrativa que amplíe los pueblos que pueden recibir el dinero destinado a esto.

Asimismo, el protocolo de la agencia dicta que  se debe coordinar con un veterinario que certifique la causa de muerte del ganado.

Si se comprueba que el fallecimiento de las reses se debió a desnutrición por la sequía, y el mandatario firma la nueva orden administrativa que tiene ante su consideración, entonces se harían los trámites para hacer llegar las ayudas.

“Las muertes de las novillas pueden estar relacionadas a un montón de cosas, puede ser  por la sequía,  o puede ser por garrapatas, sobrepastoreo... para certificar que fue por sequía lo tiene que determinar un veterinario”, indicó la funcionaria en entrevista telefónica.

Oliver  no pudo establecer cuánto tiempo podría tardar el proceso de verificación y entrega de fondos a don Jorge.

Al mismo tiempo aseguró que daría instrucciones para que personal de su agencia visite hoy al ganadero y “ver cómo lo podemos ayudar”.

Hasta este momento la agencia no ha recibido ninguna otra queja de muerte de ganado por sequía, alegó.

La periodista Istra Pacheco colaboró con esta historia

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