Definitivamente, el cuerito del puerco sigue siendo el rey de la mesa navideña.

Por lo menos, los que se dieron un banquetazo en la ruta del lechón en Trujillo Alto, confesaron que nada como un rico pedacito de cuerito y sin grasa.

¿Cómo? ¿Sin grasa? 

Querrá decir con menos grasa.

El vecino de Santurce es choteado por su acompañante José Rolando, de San Juan, quien dijo que este hace poco dijo que iba a empezar la dieta y ya al minuto le estaba diciendo, “vamos a comer lechón”.

José acepta que todo el año viene a comer cerdo en la lechonera Angelito’s Place.

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"Es la segunda vez que venimos en la semana. Lo más que me gusta es el cuerito y no está en discusión”, indicó.

También prefiere el lechón al carbón y que sea del país, “por eso siempre vengo aquí”, dijo José.

Ambos comensales coinciden en que el sabor del cerdo criado en las porquerizas locales es diferente y aseguran que saben cuándo le están pasando gato por libre, porque el lechón es congelado.

“Sí, se sabe la diferencia”, opinó José.

Mientras, directo desde Bayamón, nos encontramos con Pedro Juan Sevilla, su esposa Sylvia Erazo y la hija de ambos, Iraida Sevilla. Estos estaban haciendo unas diligencias y aprovecharon para pasar por Trujillo Alto.

A don Pedro lo tienta unas buenas “costillitas, el pernil, las morcillas, el cuerito no se puede quedar…”. Nada, que le gusta todo, al igual que Iraida también es de buen diente y le encanta todo lo que se hace con el lechón. 

Sin embargo, don Pedro, como “buen jíbaro”, advierte que si el lechón no es al carbón no lo quiere.

El lechón asado me encanta a la varita y que sea al carbón”, agrega al confesar que no le importa si el cerdo es del país o no. “Después que se adobe bien; eso está en el condimento, en la preparación de la carne”, agregó.