La casa de doña Maruka Parrilla ha sido la más visitada en la Urbanización Caguas Norte desde que pasó el huracán María.

Y la razón se remonta a una decisión que no ha cambiado desde hace casi medio siglo.

Mientras gran parte del país quedó incomunicado cuando el servicio de los celulares dejó de funcionar, la casa de Parrilla se mantuvo conectada al mundo a través de su viejo teléfono de línea.

“Fenómeno… (Esto es) mejor que los celulares”, expresó Parrilla.

“Aquí han venido todos los vecinos”, agregó.

Mientras Parrilla conversaba con este medio, su vecino, don Ramón Álvarez Rodríguez, conversaba con su hija en Denver, Colorado, en el balcón de la casa.

“Es la única comunicación que hay por toda esta área”, dijo Rodríguez.

La esposa de Rodríguez, Alma Cadiz, no pudo evitar el llanto al recordar los días que estuvo sin poder llamar su familia fuera de Puerto Rico.

“No muchacho, eso fue que estábamos como locos y ellos allá desesperados”, expresó Cadiz.

Parrilla nunca dudó de su teléfono pero, después de lo que ha pasado, ahora está más segura que nunca que no lo cambiará por nada.

“Con ese teléfono llevo 48 años, desde que mis hijos eran pequeños”, agregó. “Así que no se lo voy a ceder a nadie. Ni a la telefónica que me lo venga a buscar”.