El huracán Irma no pasó de ser un gran susto para los residentes de pueblos costeros en el área este de Puerto Rico, quienes amanecieron agradeciendo que el potente fenómeno solo dejó árboles y postes de tendido eléctrico en el piso.

Entre los que miraban a su alrededor y asombrados miraban que sus humildes casas amanecieron sin daños en la estructura se encontraba don Evaristo de Jesús, quien temió lo peor ante la amenaza que representaba Irma para su comunidad Fortuna Playa, en Luquillo.

“Estamos sorprendidos de verdad, no lo podemos creer. Tuvimos suerte para lo fuerte que era ese huracán. Creo que la suerte fue que el viento venía de la parte de atrás de la casa y no del mar porque entonces sí que te hago yo un cuento”, dijo el pescador de profesión que tenía su yola preparada en caso de tener que abandonar el área debido a inundaciones.

“Ahora lo que tenemos son árboles de pana y aguacate en el piso. Perdimos la cosecha, pero gracias a Dios estamos bien”, agregó quien acompañado de su hijo Luis recogía escombros en su patio.

Según el alcalde de Luquillo, Jesus “Jerry” Márquez, no hubo daños mayores a residencias en su municipio. “Prácticamente , nuestro trabajo ahora será el recogido de escombros y abrir paso en comunidades que quedaron incomunicadas por la caída de árboles”, dijo al mencionar como ejemplo los barrios Sabana, Pitahaya y Casablanca.

Un caso evidente de los estragos que hizo el huracán Irma con la naturaleza se percibió en el residencial Diego Zalduondo, del mismo municipio, donde múltiples árboles se desprendieron de raíz, cayendo algunos incluso sobre residencias. Afortunadamente no hubo reporte de heridos o daños a la propiedad salvo que una puerta quedó pillada, según dijo la vecina de la comunidad Maritza Cepeda.

Mientras, en Hacienda Las Lomas, en Ceiba, una comunidad que mantuvo en vilo a las autoridades por la peligrosidad de deslizamientos de terrenos que ya han provocado desalojos permanentes de residentes, también había sosiego durante la mañana.

“Estoy llegando y encontré todo lo como lo dejé…excepto árboles caídos en la carretera. Pero las casas  gracias a Dios no sufrieron daño”, dijo Abraham Otero, vecino del sector hace cinco años.

En cambio, su temor más grande es que se desarrollen otros fenómenos del alcance del huracán Irma y “pueda suceder lo peor”.

“Es desesperante lo que vivimos cada vez que llueve, imagínate en condiciones como las de un huracán. Por eso aprovecho para pedir al Gobierno que trate de aligerar sus paso y declaren esta urbanización zona de desastre. Es la única forma que tenemos de liberar nuestras hipotecas y poder comprar en otro lugar seguro”, agregó Otero al recordar que hace casi dos años un puñado de residencias de la urbanización quedaron casi al vacío luego que unas lluvias provocaran un deslizamiento de terreno.

“No esperen otro aviso de huracán para venir aquí… no esperen que pase algo como la tragedia de Mameyes para ayudarnos. El momento es ahora”, urgió el caballero.

De otra parte, en Fajardo, el alcalde Aníbal Meléndez informó que la mayor gestión en su pueblo será el recogido de árboles y ganchos que quedaron desplazados prácticamente en todo el municipio.

“Las brigadas de Obras Públicas Municipal estuvieron hasta la madrugada y desde hoy temprano haciendo labores de recogido de ganchos y árboles, pero falta todavía. Más tarde en el día debo tener un reporte para ir informando a FEMA”, dijo Meléndez al destacar que el muelle de la Autoridad de Transporte Marítimo en Fajardo no había sufrido daños notables, pero desconocía aún cuando reiniciarían los viajes hacia las islas municipios de Vieques y Culebra.