19 de abril de 1999: Una bomba de la Marina de Estados Unidos lanzada por error mata al instante al viequense David Sanes y deja otras cuatro personas heridas. El bombazo,  además, detona  el coraje y la frustración  de un pueblo que por más de 60 años aguantó que la Isla Nena se usara para experimentos y prácticas militares.

Mayo de 1999: Un grupo de puertorriqueños reta a la poderosa Armada  traspasando los perímetros impuestos y se instalan allí para reclamar las tierras. Contra todo lo esperado, se cuaja un movimiento inmenso de desobediencia civil que cruzó nuestros mares.

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1 de mayo de 2003: Después de cientos de  arrestos de desobedientes civiles, denuncias internacionales y con aliados que incluyó  políticos, artistas, líderes cívicos, religiosos y gente de pueblo, finalmente la Marina se retira de la Isla Nena. Su salida dejó dos legados: 20,000 cuerdas de terrenos contaminados, y la esperanza de una mejor vida para el pueblo viequense y sus hermanos de la Isla Grande.

Sin embargo, al cumplirse una década desde esa monumental lucha, tan comparable a la de David contra Goliat, muchos de los problemas de los viequenses siguen ahí. En pleno siglo 21, el sentido de abandono que los arropó por tanto tiempo continúa. Los servicios médicos son escasos y deficientes. La incidencia de cáncer se percibe aún como más alta a la del resto de la Isla.  Las carreteras están en mal estado. Los problemas con la transportación marítima y aérea hacia y desde la Isla Grande no acaban. Hay estadounidenses quedándose con los negocios. Los terrenos que eran controlados por la Marina se mantienen bajo estricta jurisdicción del gobierno federal y los procesos de limpieza son altamente cuestionables.

En 10 años es poco lo que ha cambiado.

Por qué no se han alcanzado las metas y aspiraciones que había, la contestación es complicada. 

Robert Rabin, quien dirige el Museo Fortín Conde de Mirasol, aseguró que no hay quien fiscalice y acelere la descontaminación de los terrenos. Y al gobierno no se le puede delegar esa tarea.  “La historia no lo permite. Hay que usarlos (a los políticos), hay que presionarlos, hay que exigir que hagan su trabajo... Pero hay que trabajar más que nada en las comunidades educando, movilizando, organizando”, y todo eso se dejó de hacer”, expresó.

José “Che” Paraliticci, dirigente de Todo Puerto Rico con Vieques, agregó que la descontaminación “tiene que ser de tierra y agua”.

“El mar está lleno de bombas y artefactos. Ellos tienen que limpiar todo eso y el gobierno aquí no le puede dar la espalda más”, afirmó.

Para Nilda Medina, activista y directora de un proyecto para crear pequeños negocios, la isla se debe usar como un laboratorio para experimentar métodos seguros de limpieza con la ayuda de expertos internacionales.

Carmen Valencia, quien lleva 10 años coordinando con médicos que vayan voluntariamente a la isla  municipio, enfatizó que los servicios de salud también se descuidaron por falta de incentivos. Dijo que además se deben promover agresivamente cursos y adiestramientos  útiles que sirvan para proyectos de autogestión.

Juan Camacho, quien coordinaba la entrada de desobedientes civiles desde la Isla Grande, entiende que se dejó caer la presión en la figura del presidente y ahora es clave el cabildeo ante Barack Obama para que haya un cambio.

Paraliticci también criticó severamente que la administración de  Aníbal Acevedo Vilá eliminara la Oficina del Comisionado Especial de Vieques y Culebra, creada en el 2004 por su antecesora Sila M. Calderón. Urgió a que se recupere ese cargo con el mismo poder de ley para ir ante el  Congreso y el gobierno puertorriqueño.

Otro problema que ha impedido el avance es que no hay una generación joven que tome el batón y continúe con los esfuerzos. Tampoco hay un proceso de enseñanza sobre lo que significó la lucha.

El maestro retirado Ismael Guadalupe reconoció: “nos hemos perdido en el camino... esencialmente por la falta de educación a los niños que ahora tienen 10 años o menos y quizás no saben que en Vieques detonaban bombas”.

Medina denunció por otro lado que los comercios y las residencias han pasado a manos estadounidenses de manera fraudulenta ya que construyen o funcionan sin tener los permisos.

“Abren de la noche a la mañana - y me consta- porque tienen los recursos económicos y no hay quien fiscalice”, afirmó.

Así que el próximo 1 de mayo cuando se cumplen oficialmente los 10 años de la salida de la Marina, muchos viequenses tendrán sentimientos encontrados como Aleida Encarnación, esposa del pescador Carlos Zenón, quien siente que fue un triunfo “inconcluso”.

“Vieques está en metástasis”, señaló.

Y mientras muchos difieren sobre cómo se deben realizar los actos de recordación y quién debe o no estar presente, Camacho dijo que de todos modos se trata de un triunfo que se tiene que recordar.

“Estamos en tiempo, lo que no se ha conseguido se puede seguir... Precisamente para eso es la celebración; los pueblos tienen que celebrar sus victorias porque si no, pierden las esperanzas”.

A una década de la salida de la Marina de Guerra de los Estados Unidos del territorio de la Isla Nena, te presentamos una serie de fotos históricas, hasta llegar al hoy.