El Tribunal del Vaticano condenó a cinco años de prisión al ex consejero de la nunciatura en Washington Carlo Alberto Capella por posesión e intercambio de pornografía infantil, unos hechos que el sacerdote achacó a un momento de "conflicto interior".

Capella permanecerá encarcelado en el cuartel de la Gendarmería (policía vaticana), dentro del Vaticano.

El juicio contra Capella comenzó el viernes y, hoy, los magistrados dictaron sentencia, que, además de los años de prisión, le impone el pago de una multa de 5.000 euros.

La pena ha sido ligeramente menor a la que solicitaba el promotor de justicia (fiscal) vaticano, Gian Piero Milano, quien había pedido cinco años y nueve meses y una sanción monetaria de 10.000 euros.

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La defensa, por su parte, había demandado la pena mínima, sin detallar el número de años.

Capella, de 51 años, estaba bajo arresto en el Vaticano desde el pasado 7 de abril, después de que el 21 de agosto de 2017 llegara una notificación del Departamento estadounidense de Estado sobre la presunta comisión de ese delito.

En septiembre de 2017, Milano abrió una investigación que concluyó con la acusación de posesión e intercambio de material de pornografía infantil, cargo que está sancionado con "entre uno y cinco años de prisión".

El promotor de justicia vaticano había exigido que se sumara a la pena el agravante de "ingente cantidad" de material de pornografía infantil, lo que rechazó la defensa, al considerar que Capella tenía entre cuarenta o cincuenta imágenes y, por ejemplo, en la ley italiana este concepto implica más de un centenar.

Además, Milano reiteró en los alegatos finales que Capella debía ser juzgado en el Vaticano porque la Santa Sede tiene competencia sobre los delitos cometidos por cualquier cargo vaticano, con independencia del Estado en el que hayan sido realizados.

Antes de ser enviado a la nunciatura de Washington, Capella había pasado por las sedes de la India y Hong Kong y la Secretaría para las Relaciones con los Estados en el Vaticano.

Durante su interrogatorio el viernes, explicó que su envío a Washington, donde tenía poco trabajo y amigos, le causó "un conflicto interior, un sentimiento de vacío y de inutilidad".

"Fueron el origen de actos compulsivos de consultas impropias en internet de cosas que hasta ahora no habían nunca atraído mi interés", argumentó.

"Me equivoqué. Subestimé la crisis que estaba atravesando y me equivoqué al pensar que podría gestionarla solo", se justificó.

Fue la misma defensa que expuso ante el tribunal, cuando afirmó que estaba arrepentido y esperaba que esta situación fuera considerada un incidente en el camino de su vida sacerdotal.

Todo comenzó, recordó durante el interrogatorio del viernes, cuando se inscribió en la red social Tumblr, una plataforma donde se pueden conversar e intercambiar vídeos y fotos, porque le interesaban los "animales con expresiones divertidas".

En julio, refirió, con el aumento del "conflicto interior", comenzó "la búsqueda de estas imágenes inapropiadas de contenido pornográfico" y que ahora, con el paso del tiempo, le producen "repugnancia".

La defensa argumentó durante el juicio que estos comportamientos "no son señal de cierta peligrosidad, sino de un problema psicológico".

Para demostrarlo, adjuntó un informe que explicaba que Capella "no ha revelado tendencias a pedofilia o parafilia", sino que sufre "problemas de tipo psicológico relativos a su fragilidad".

Sin embargo, la Fiscalía vaticana consideró que Capella había consultado en diversas ocasiones estos contenidos, por última vez en octubre de 2017, ya bajo investigación, por lo que no podía hablarse de "una captación casual de material" de esta naturaleza.

El promotor de justicia vaticano también señaló que Capella poseía fotografías, vídeos y dibujos manga con imágenes de menores durante actos sexuales explícitos y pidió a los magistrados no distinguir entre las imágenes verdaderas y los dibujos, pues, en su opinión, el contenido es lo realmente importante.

El juicio ha contado con dos testigos, el psicólogo Tommaso Parisi, que le ha atendido en estos meses de reclusión y con quien ha iniciado tratamiento, y el cargo de la Gendarmería (policía vaticana) Gianluca Gauzzi, responsable del examen pericial de sus aparatos informáticos.

Gauzzi explicó el viernes que en el móvil (celular) del condenado se encontraron imágenes que mostraban a "menores manteniendo relaciones carnales con adultos" y subrayó que en los "chat" en los que participó el sacerdote pedía imágenes de menores de entre 14 y 16 años.

Entre los vídeos encontrados, había uno de un niño pequeño realizando "actos explícitos" y otros de menores de entre 13 y 17 años.