La ciencia le llama afterglow a esa sensación de bienestar, de alegría inexplicable que surge justo dos días después, 48 horas, de ese acto sexual placentero y satisfactorio. Sensación que afirmo “a mayor sexo mayor presencia”. Así que imaginemos nuestro mundo en ese estado de ánimo, donde esa sensación está contigo e incide en tú conducta y toma de decisiones. En cómo te relacionas con tu pareja, crías, pares. ¿Quieres, puedes imaginarlo por un segundo? 

Para mí lo bueno del placer sexual, a parte del placer por sí, es mi amiga la dopamina. Así le digo, amiga, a este neurotransmisor de mi y tú cerebro cuya función y creación me y te favorece, siempre. Me ayuda en mi cognición, comportamiento, motivación, recompensa, atención, sueño, humor, aprendizaje y hasta para buena leche de la madre lactante. De otra parte, se complementa durante ese acto sexual con mi otra amiga, la serotonina. 

Siempre andan en juntilla con la oxitocina, otra que me encanta pero que le tengo mucho, mucho respeto por el factor apego. La serotonina es un antidepresivo natural, lo crea tu cerebro y lo reusa a su antojo. Controla el sistema de placer del cerebro. Me provee sentimientos de gozo y refuerzo para continuar motivada y haciendo, sencillamente, creando. Me provoca participar en experiencias recompensantes como son el sexo, la comida y sí, las adicciones. 

La dopamina me mantiene la serotonina en su nivel y ambas dan esa euforia agradable y necesaria para el buen vivir. Entonces, meditemos un poquito sobre todo esas personas que no duermen, que tienen alguna enfermedad, que están deprimidas, tristes, sin consuelo. Quiero invitarles a trabajar la situación desde otras perspectivas, con o sin sexo, pero sí con la dopamina. 

El ejercicio, masajes y actividades innovadoras son sus creadores por excelencia, también. Trabajar con un pensamiento adecuado y leer, buscar y rebuscar sobre cómo se están atendiendo las condiciones de salud regularmente diagnosticadas desde diferentes perspectivas nos da alternativas. Potencialidades como le diría mi yo cuántico bajo la teoría del desdoblamiento del tiempo que me fascina. Y hablo de ciencia, de pura ciencia. Si bien es cierto que nos empezamos a disfrutar el sexo desde el principio y que para muchos lo máximo es ese último suspiro, ya sabemos que no, 48 horas, recuerda. 

Y si a eso le añades más conciencia, más información, más conocimiento, más opciones , entonces mucho mejor. Sobre todo si de verdad quieres aprender y saber qué hacer y cómo hacerlo para siempre disfrutar tu vida de bienestar y alegría inexplicable...