Sí, es cierto, la edad influye en nuestra vida sexual, y mucho. Eso lo sabemos los y las que ya pasamos los 20; precisamente, la edad pico de actividad sexual en ellos. En nosotras es en los divinos 40, ¿se acuerdan?. Época de oro sexual en la mujer quien, posiblemente, ya crió y se encuentra más madura y segura de lo que quiere. 

La ciencia nos señala que la tendencia mundial es a tener de dos a tres relaciones sexuales por semana, ¿se imaginan? Para ser una actividad tan física, mental y emocionalmente beneficiosa, placentera y maravillosa debería ser más frecuente, ¿o no? Frecuencia que logran aquellos y aquellas entre los 20 a 29 años. Para quienes ya rondan los 30 a 40 años, la misma disminuye a una, a veces dos por semana, y si ya andas rondando o cerca de los 50 entonces baja a una vez por semana. Los y las que ya cumplieron más saben que están disfrutando otras cosas, pero no el sexo ¿se imaginan? Y sí, existen muchos factores que determinan esta mucha o poca actividad sexual. 

En mi investigación y teoría se definen cinco factores determinantes: pensamiento, emoción, conducta, aspecto fisiológico y el espiritual. Todos son igual de importantes y nos acompañarán siempre, no importa la edad. 

De los 20 a los 30 años juramos que nos comemos el mundo. Posiblemente ya terminamos nuestra carrera universitaria y/o ya estamos trabajando. Época de planear, soñar y ejecutar para un futuro mejor. Nuestro cuerpo está en óptimas condiciones y todo incide en disfrutar la vida a plenitud, el sexo incluido. 

En la próxima década, de los 30 a los 40, estamos echando raíces, ya sea con nuestros hijos si decidimos tenerlos, en nuestra carrera profesional, la adquisición de nuestro hogar, en fin, todas aquellas características que un sistema capitalista como el nuestro sugiere para vivir como alguien de bien. Sugerencias que, lamentablemente, crean estresores que a fin de cuentas nos acompañan a la cama y a ese acto sexual; se disfruta el sexo pero existen otras prioridades. 

De los 40 a los 50 empiezan los achaques típicos de la edad, según nos advierten y condicionan, y solemos responder a eso muy obedientemente. La salud física se deteriora y con ella la emocional y mental afectando todo, el sexo incluido. 

A partir de los 50, y hasta que digamos adiós, la actividad sexual en ocasiones hasta desaparece. Llega la renunciación, la que considero el colmo de los colmos. Entonces surgen esas famosas frases que tanto escucho: yo puedo vivir sin sexo, hace mucho tiempo que yo no, ya ni me acuerdo, ojalá y ni existiera...

Si bien es cierto que con la edad cambian muchas cosas en nuestras vidas, sobre todo cuando se vive en pareja, igual de cierto es que el deseo sexual es inherente al ser humano desde que nace hasta que muere. Lo demuestran así las frecuencias sexuales de aquellos y aquellas que se conocen, se gustan, se enamoran y se deleitan juntos hasta dos veces al día en esa fase de enamoramiento, sin importar la edad. Esto evidencia que todas las otras razones dizque válidas para no tener sexo más a menudo no lo son. Ven, busca ayuda y reinventa tu placer sexual. Es posible, fácil y garantizado. Placer que digo yo me debe acompañar hasta el último aliento de ésta y otras vidas.