Fueron tres largos meses de distanciamiento social. Meses donde pudimos internalizar el valor de la familia, las cosas sencillas y la fuerza del amor.

Lloramos, nos extrañamos, sufrimos y vimos cómo algunos de los nuestros fueron víctimas de la COVID-19. Sí, han sido tres duros meses. Pero la vida debe continuar y el país se inserta en “una nueva normalidad”.

Entonces abrió el “Mundo Mágico” y poco después la “Isla de la fantasía”. En ese mundo mágico, el presidente de Brazil Jaír Messias Bolsonaro, que muy poco tiene de salvador de la humanidad, ha estado callado por días al ver que lo que describió como “gripita” se ha convertido en un monstruo que ha dejado al desnudo su ineptitud e insensibilidad, además de un fanatismo enfermizo.

En Estados Unidos, el presidente Donald Trump pidió que se dejaran de hacer pruebas porque “cuando haces pruebas a esa escala, vas a encontrar más gente, vas a encontrar más casos”. ¿Que cómo? O sea, ¿dejen de hacer lo que salva vidas porque afecta mi imagen política? Y, por aquello de echar más leña al fuego, en su actividad de campaña en Tulsa, Oklahoma dijo que la asistencia reducida se debió a la campaña de la prensa en su contra y a que “afuera habían manifestantes haciendo cosas muy, muy malas”. Es importante saber que habían muy pocos manifestantes y todos pacifistas.

Aquí en la “Isla de la fantasía” iniciamos la fase de reintegración y con ella retornó la politiquería con un alcalde en una gallera clandestina “haciendo campaña”, la aprobación de proyectos de ley a las millas de “chaflán” y con poca evaluación; una invitación a pelear entre el presidente de un cuerpo legislativo y uno de sus miembros, las carreras de autos clandestinas, los insultos en Twitter y los medios de comunicación, la tragedia de las enormes filas en el Departamento del Trabajo, el alocado tránsito sin sentido, el descuido en las medidas de salubridad para enfrentar el coronavirus, la infinidad de promesas de campaña sin un cómo para respaldarlas y el silencio cómplice de la oposición.

Aún siguen sin atender a los desplazados por los temblores en el sur, el problema de los miles de toldos azules, la difícil situación de falta de vivienda, la crisis en Educación, la Policía y la Universidad de Puerto Rico. Aún persiste la mala imagen del Gobierno ante el Congreso de Estados Unidos, los miles de millones de ayuda amarrados y la ineficiencia en el uso de los fondos disponibles.

Sí, estamos de vuelta dejando como evidencia basura en las playas y los ríos, la prisa en la calle, el corre y corre consumerista, la impaciencia, la criminalidad y el tan mencionado divertimento. Pronto vendrán las primarias y las elecciones y sabremos si entendimos de una vez y por todas la fuerza y el valor del voto.

El “Mundo Mágico” y la “Isla de la fantasía” han vuelto a abrir. Escoge la atracción y compra el boleto, pero recuerda que esta vez te costará más.