Era uno de los programas favoritos de la televisión puertorriqueña. El país literalmente se paralizaba al mediodía en los hogares, las salas de espera de los hospitales, los locales comerciales y cafeterías de las agencias de gobierno para ver y escuchar lo que Don Cholito tenía que decir.

Don José Miguel Agrelot, el mejor comediante de la historia en Puerto Rico, había creado un gran número de personajes de primer orden. Pero ninguno como Don Cholito. Es que representaba un jibaro aguza’o, inteligente, leído, que opinaba sobre los asuntos más controversiales del ámbito local e internacional con maestría y el toque del boricua tierra adentro. No solo exponía el tema, en muy poco tiempo lo desmenuzaba, le ponía picardía y lo dejaba ahí, para que la gente evaluara y formara juicio.

Por supuesto, Don Cholito nos hacía reír con el resto de sus ocurrencias y participación del público y los técnicos del estudio. Eran aproximadamente unos quince minutos de televisión donde el país se paralizaba.

Recientemente publicaron en las redes sociales un fragmento de poco más de cuarenta segundos de “Encabuya y vuelve y tira”, nombre del tan visto segmento. Fue en el 1989 cuando, cual Nostradamus, Don Cholito dijo: “No se puede seguir viviendo bajo estas presiones, bajo estas circunstancias. La reforma educativa, el plebiscito, la ley de cierre. Todo se queda a mitad de camino. Nada se resuelve. Nada se arregla. Y nosotros estamos presionados, en constantes presiones. ¡Nos están volviendo locos!”.

De eso han pasado poco más de treinta años. Una clara evidencia de cómo los politiqueros y sus gobiernos nos han engañado, utilizado, abusado y manipulado. Hacen el aguaje prometiendo y sometiendo reformas, cambios de status, seguridad para el pueblo y muchos otros compromisos que a la hora de la verdad sólo han logrado perpetuar lo que no sirve, una clase política egoísta y falsa que ha echado raíces, que nos enfrenta unos contra las otros con estribillos, abrazos, besos, música y mentiras como carnada. Treinta años después estamos en el mismo remolino, pero hundiéndonos en un abismo.

Por años han destruido la educación pública, la salud, la Universidad, el medio ambiente, el servicio público, la economía y nuestro futuro. Endeudaron cuatro generaciones y más recientemente asestaron salvajemente un puñal al corazón de la poca democracia que tenemos. Eso sí, en poco más de treinta años han sido exitosos en fomentar la ineptitud, la corrupción, la mediocridad, la desigualdad, la pobreza y la dependencia.

“No se puede seguir viviendo bajo esas presiones...” nos dice Cholito. “Todo se queda a mitad de camino”, sentenció. Hace exactamente un año el pueblo en toda su diversidad dio un aviso de que no está dispuesto a permitir el abuso. Pero, boricuas al fin, dimos una segunda oportunidad y nuestros “líderes” dejaron ver que no aprendieron o no les importa lo qué pasó en el verano de 2019. Un año después atentaron contra el voto democrático y no reaccionamos. Nos dejaron boquiabiertos. ¿Vamos a permitir la impunidad y dejar la indignación también a mitad de camino?

Las primarias, o mejor dicho las “secundarias”, culminaron ayer dejando más dudas y desconfianza. En noviembre tendremos la obligación de votar inteligentemente, sin apasionamientos ni compromisos familiares o promesas fatulas. Será el gran momento de limpiar la casa, de elegir verdaderos servidores públicos, de forzar un rumbo, un proyecto de país y un mejor futuro para nuestros hijos y nietos. Noviembre será la semilla para la gran definición.

Sí, Don Cholito lo dijo bien claro: “Nos están volviendo locos”. Demos la gran lección y vamos a enloquecerlos a ellos. Al final del fragmento nos dice: “Por otro lado, dos científicos rusos dicen y que tener la vacuna...”. ¡Ay no Cholito...no jo..! Mejor “Encabuya y vuelve y tira”.