La única razón por la que yo no voy a boicotear, ignorar y ‘castigar’ a la Liga de Béisbol Profesional, tras la pocavergüenza que le han hecho al colega Ralph Pagán, es por respeto y aprecio al trabajo y esfuerzo que realizan noche tras noches los peloteros participantes. 

Si no fuera por ellos, créanme que inmediatamente le hubiera puesto un sello de CENSURADO y BOICOT a la pelota invernal, tanto en este foro y en mi programa radial “A Swing Completo”.

Cada día me decepciona más Héctor Rivera Cruz como líder del béisbol profesional de Puerto Rico. Si consideramos los años que han pasado desde que él protagonizó las vistas del Cerro Maravilla, y posteriormente fue secretario de justicia, todo parece indicar que Rivera Cruz ya está senil. Es imposible que no aparezca otra persona mucho más capacitada, joven, saludable y con verdadero conocimiento del béisbol.

Bajo Rivera Cruz, el mercadeo y promoción del torneo invernal es inexistente. Brilla por su ausencia. Si no fuera por el estupendo trabajo publicitario y de medios que realizan Caguas y Mayagüez, y parcialmente Aguadilla, esto sería una liga fantasma.

Haber permitido que reaparecieran los Senadores de San Juan el año pasado fue un disparate. El tiempo nos dio la razón. Su manejo alrededor de la franquicia de Ponce, nulo. Ahora con los Tiburones, hay mucho descontento por la manera que ha manejado la morosidad de sus administradores.

Igualmente, el consenso general es que Rivera Cruz ha sido un blandengue al momento de disciplinar al controvertible gerente de los Cangrejeros, Frankie Higginbotham, cuyas expresiones de crítica han sido mucho más severas que las del periodista Pagán, pero sin consecuencias.

 En resumen, el castigo impuesto por el presidente liguero al narrador Ralph Pagán es uno ridículo y fuera de proporción. A menos que Rivera Cruz le esté imputando a Ralph los asesinatos del Cerro Maravilla...