Rafael Cox Alomar reapareció ruidosamente en la discusión política, pero sus críticas a la gestión de gobierno de Alejandro García Padilla cayeron como bomba en la cúpula de su Partido Popular Democrático (PPD), del que fue candidato a comisionado residente en Washington en las elecciones de noviembre pasado.

Pueden argumentar algunos que no está bien que Cox Alomar aparezca de repente, después de un largo silencio, a expresar decepción sobre los primeros meses de García Padilla como gobernador, pero ello no justifica que dirigentes de su partido reaccionen cuestionando sus intenciones y, mucho menos, pretendiendo que no se discutan públicamente los asuntos más polémicos.

Estos dirigentes que quieren darle un tapaboca a su correligionario aparentemente no se han percatado de que mucha gente en el País, sobre todo gente que votó por García Padilla para derrotar al exgobernador Luis Fortuño, piensa como Cox Alomar.

Hay mucha decepción por el manejo de la privatización del aeropuerto internacional Luis Muñoz Marín, por las complicaciones que se han tejido alrededor de la reforma legislativa, por el anticipo de que la luz y el agua subirán aún más, a pesar de las promesas de bajar las agobiantes facturas que pagan los consumidores.

Existe mucha preocupación por el tema de la falta de fondos del Sistema de Retiro, por las amenazas que se ciernen sobre miles de empleados públicos que podrían quedarse sin una pensión justa, por la inacción en el caso de la Universidad de Puerto Rico, al borde del precipicio ante la cancelación de las ayudas de la National Science Foundation y la incertidumbre en torno a la posibilidad de que la cuota estudiantil siga vigente el semestre próximo.

Como dice Cox Alomar, el gobierno tiene que ponerse las pilas. Pero no solamente García Padilla, sino también los cuerpos legislativos, que parecen empeñados en comprobar cuál de ellos sabotea más y con mayor efectividad al Ejecutivo.

No pueden reclamar los líderes camerales, ni los funcionarios del partido, que Cox Alomar se calle, o que lave los platos sucios en casa, porque esos mismos dirigentes legislativos y oficiales políticos no hicieron nada para evitar que su talento y capacidad se desperdiciaran después de que fuera el único gran perdedor entre los candidatos populares. Si no contaron con él y no le dieron tarea, ahora que no lo inviten a guardarse sus opiniones para discutirlas "en casa".

Poco se sabe del trabajo que Cox Alomar está haciendo para la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, quien lo reclutó como asesor de asuntos federales una vez se convenció de que García Padilla no le ofrecería nada. Taller de sobra tendrá en la búsqueda de fondos para superar la crítica situación fiscal de la Capital.

En lo que a política se refiere, es de esperarse que mantenga una voz activa en la discusión de los asuntos públicos, así que deben ir acostumbrándose los dirigentes populares a aguantar los señalamientos que seguramente seguirá haciendo por ahí.

Después de todo, Cox Alomar está libre de las ataduras que le habría impuesto un cargo público en el gobierno de su compañero de papeleta. Y todo parece indicar que está apenas comenzando a cosechar los frutos de esa libertad.