Los desmanes de la ahora exsecretaria de la Familia Yanitsia Irizarry, que se pasó el cuatrienio más interesada en quitarle la alcaldía de Aguadilla a su correligionario Carlos Méndez que en las decenas de miles de casos desatendidos de violencia doméstica, maltrato y abuso contra mujeres, niños y ancianos, no pueden pasarse por alto.

A lo largo de su gestión en Familia, Irizarry probó una y otra vez que no tenía el conocimiento, la experiencia, la disposición y, mucho menos, la dedicación que se requiere para dirigir un departamento tan neurálgico, sobre todo en tiempos de tanta discordia social generadora de violencia.

Pero Yanitsia Irizarry no estaba allí para encabezar la lucha contra los males sociales que debe combatir Familia, sino para politiquear, porque su nombramiento se debió a que no había nadie más para ocupar esa silla caliente.

A ella no le interesaba trabajar en favor de los niños, de los ancianos, de las mujeres, en contra del maltrato, del abuso, de la violencia doméstica. Nada de eso.

Le interesaba la exposición pública y la obtuvo, a su pesar pero por su propia hechura, a consecuencia de su pésima gestión.

Cuentan en Aguadilla que Irizarry estaba obsesionada con reemplazar al alcalde Méndez, de su propio partido, y dedicaba los fines de semana a politiquear por esos lares en vez de atender los graves problemas de su departamento.

Sabrá Méndez porqué no lo denunció nunca, como tampoco sabemos porqué el ahora exgobernador Luis Fortuño, jefe político de ambos, le permitió seguir al frente de Familia dándole la espalda a los niños, mujeres y ancianos que ella desatendía flagrantemente. Por desconocimiento no fue, porque los desmanes de Irizarry en Familia fueron revelados, y cuestionados, una y otra vez por la prensa.

Ahora, al iniciarse una nueva administración que promete tomar medidas para tratar de enderezar el rumbo de Familia, comienza a cuantificarse de manera oficial el grave daño que le hizo a la agencia, pero más que nada al País, el manejo politiquero e irresponsable de Irizarry.

Más de 40,000 casos de maltrato archivados sin investigar, con el propósito inútil de ocultar lo inocultable. Estadísticas manipuladas para aparentar un estado de cosas inexistente. Contratos jugosos a correligionarios a quienes debe exigírseles que presenten evidencia de su trabajo o, en su defecto, reclamárseles (judicialmente si fuera necesario) la devolución de todo el dinero mal habido. Y mucho más.

La incumbencia de Yanitsia Irizarry en Familia será investigada por la propia agencia y por el Senado, como ha anticipado la senadora popular Rossana López, iniciativa que merece el respaldo de la ciudadanía.

Pero, cuidado, que no se juzgue a Yanitsia Irizarry por su color político, como juzgaba ella a los demás. Que se le juzgue por su incumplimiento, por lo que hizo y dejó de hacer, pues evidencia suficiente existe para confrontarla legalmente con su propio desastre.