Dos encuestas de calibre han salido a la luz pública. Ambas otorgan números interesantes al candidato del Partido Independentista Puertorriqueño, Juan Dalmau. De momento, se forma el avispero. Nadie da credibilidad a los números. Los cuestionan y ponen en duda.

Dalmau es uno de esos fenómenos de la política. Tiene presencia, es elocuente y jovial. En fin, se proyecta de manera sencilla. Es padre de familia y corre su vida como un “tipo” normal de nuestra sociedad. Juan rompió el molde del pipiolo intelectual, ese de fino hablar con palabras rebuscadas. Le dio un aire distinto a una candidatura complicada.

Por diversas razones, la independencia no es la fórmula descolonizadora que apoya la gran mayoría de los boricuas. Juan lo sabe. El liderato del PIP lo sabe. Sin embargo, ahí han estado desde su fundación, en 1946, representando a los que sí creen en esa alternativa.

Juan Dalmau candidato a la gobernación por la alianza entre el PIP y MVC.
Juan Dalmau candidato a la gobernación por la alianza entre el PIP y MVC. (Xavier Araújo)

De momento, Juan se convierte en una opción a ese elector que desea expresar su desagrado a lo que ocurre en el país. La figura de Juan es más grande que la del partido que representa. Por ello, el voto obtenido en los pasados comicios y, probablemente, lo volverá a obtener. No se trata de un endoso a la independencia. Se trata de un endoso electoral a una persona vertical que dice cosas coherentes, sensatas y, sobre todo, con honradez. Esa palabra que tenía tanto significado en los ciudadanos y que, lamentablemente, los políticos se han divorciado de ella.

Alexandra Lúgaro, excandidata a la gobernación por MVC.
Alexandra Lúgaro, excandidata a la gobernación por MVC. (Vanessa Serra Díaz)

La corrupción se ha convertido en un cáncer que ya nos tiene hastiados. Esos vientos sembraron tempestades en el nuevo tiempo electoral. Juan podría ser el heredero de Alexandra Lúgaro. Esa figura que surgió de la nada en el 2016. Muchos pensaron que sería ave de paso, pero se equivocaron. Encabezó un movimiento electoral en el 2020, que sembró cuatro legisladores y relegó al PPD a un tercer lugar en San Juan.

Alexandra, al igual que Juan, tiene eso que algunos llaman “ángel”. Son personas cuya personalidad atraen al elector. Alexandra es más atrevida que Juan. Tomó unas posturas que pudieron ser calificadas de arriesgadas, pues muchos dirían que no eran de “masas”, pero que no minaron su apoyo electoral. Ella no estará en la papeleta. Será interesante observar si su ausencia será un factor en las aspiraciones de Juan y cuán lejos termine en la carrera.

Otra figura que desde mi punto de vista es más grande que la colectividad que representa lo es Joanne Rodríguez Veve.

Joanne Rodríguez Veve, senadora electa por el partido Proyecto Dignidad.
Joanne Rodríguez Veve, senadora electa por el partido Proyecto Dignidad. (Xavier Araújo)

Joanne es otro fenómeno. Salió de la nada. Empapelaron toda la isla con su agradable rostro y terminó segunda en la lista de senadores por acumulación. Nadie la vio venir. En este cuatrienio, ha sido una voz fuerte de un sector ninguneado por muchos. Nuestra isla tiene un amplio sector conservador y Joanne le ha puesto voz. Aunque para muchos sus posturas le pueden parecer extremistas, no es otra cosa que la manifestación de valores validados desde el campo de la fe. Esa que muchos no quieren mezclar con el estado.

Han dado un paso al frente ante el avance de posturas liberales. Es la manifestación de unos extremos que antes estaban más disimulados por los partidos de tradición en la isla. Este ciclo electoral capta mi atención por muchas cosas. Pero en lo particular, deseo conocer cómo terminarán las candidaturas de Juan Dalmau y Joanne Rodríguez Veve. De igual forma, creo que el escenario quedará listo para el retorno de Alexandra en el 2028.

Así que solo será cuestión de dejar pasar el tiempo.