Gilberto Santa Rosa pisa el escenario al son de “La agarro bajando” y se ubica justo en el centro, cantando y bailando, mientras recorre con la mirada ese recinto amplio y lleno de miles de almas que, en un ejercicio colectivo, se gozan cantar y bailar con él. Se le ve feliz, emocionado y complacido. No importa cuántas veces se haya presentado en esta localidad - el imponente Coliseo José Miguel Agrelot de Puerto Rico - y en espacios similares alrededor del mundo, se nota que la oportunidad de actuar en su terruño una vez más le estremece el corazón.

Mientras la sabrosura musical va en crescendo, el artista se desliza de izquierda a derecha y de este a oeste del escenario con una triquitolina de pasos cortitos que acostumbra coronar con un pequeño salto con la pierna izquierda hacia atrás, la misma que mueve marcando el ritmo en todas sus canciones y en la que acostumbra darse dos palmadas en el saludo del inicio y en el del final. El público se lo goza; él también. No hay disimulo posible para la satisfacción y el tucutucu interior.

Los sesenta y uno cumplidos esta semana le sientan bien. No hay mejor compañía en la vida que la madurez, y para el éxito ni se diga. Así que Gilberto se entregó a la celebración, a esa fiesta gigantesca en la que le acompañaban sus cuatro hijos, sus tres nietos, sus nueras, su yerno, su padre, su esposa y una pila de nombres importantísimos que además de colegas son amigos. Pero, sobre todo, le acompañaba el pueblo, ese que por respeto le llama Gilberto, pero la mayoría de las veces le expresa el cariño llamándole Gilbertito. Hay complicidad e intimidad entre ellos. A fin de cuentas, es el intérprete del “playlist” de los amores vividos, los perdidos, los encontrados y ha musicalizado momentos de quienes se enamoran, se desenamoran, se piden perdón, se vuelven a enamorar y celebran pícaramente.

Auténtico es un show inmenso. Al artista, de impecable negro, le acompaña una primerísima orquesta. Ellas de azul añil, ellos de azul claro. La dirección creativa fenomenal de su hija Miredys y un despliegue de sensacionales imágenes creadas por Ignacio Peña le imprimen al concierto un toque internacional y moderno que contrasta maravillosamente con su estilo clásico y elegante al interpretar.

Junto a su socio de negocios y aventuras artísticas, el experimentado Rafo Muñiz y ProLat Entertainment, han diseñado un espectáculo perfecto para una gira que recorrerá prácticamente todo Estados Unidos y que llegará hasta Latinoamérica. Sospecho que Europa no se quedará atrás, porque la fanaticada de Gilberto se desparrama a nivel mundial. Pero “Auténtico” se estrena en Puerto Rico, no faltaba más, en su tierra, donde el gas pela, donde la salsa unifica y donde Gilberto inició y desarrolló una carrera sólida basada en la credibilidad de un estilo de interpretación honesto, sin aspavientos, con el único propósito de cantar lo que todos vivimos y sentimos.

Un bugaloo sacude a mitad de presentación, un tríptico del artista coreando al estilo de los tríos asalta la pantalla durante los boleros, un homenaje a Tito Rojas sorprende, y el final… señoras y señores, el final…. ahí es que la música se apodera de quienes están en escena y de quienes están fuera de ella. Imposible no pararse a bailar con esa puesta en escena del tema “Qué manera de quererte”, con un arreglo magistral y una coreografía protagonizada por los instrumentistas de vientos, los coristas y el mismísimo artista.

Así que llámele usted Gilberto, o llámele Gilbertito, pero siempre será el “Caballero de la Salsa”… el auténtico.