El “Volky” reúne la magia de un vehículo pequeño, pero práctico, y la nostalgia de una época anhelada por muchos, en la que la economía comenzaba a fortalecerse y a un costo aproximado de $800, pagados a plazos, era posible adquirir uno de esos ejemplares del fabricante alemán Volkswagen.

Pues resulta que tan cerca como en Yauco puede disfrutar de la colección más grande del mundo de estos vehículos por un módico precio.

En Volkylandy hay variedad de colores, modelos, de diferentes años, como el Vega de 1966; convertibles, “pickups”. También hay ejemplares que tuvieron diferentes usos, como la ambulancia, la guagüita de vender helados, la guagua para acampar y la de apagar incendios, el militar, los utilizados en películas como Valkyrie y Herbie.

El propietario del museo, Norman González Chacón, oriundo de Guánica, fue representante de ventas de la marca. “Yo empecé a reparar y a coleccionar desde que era jovencito, en el 1958. Trabajaba en un concesionario Volkswagen y aprendí a manejar la mecánica que en aquellos tiempos era muy especializada, porque era diferente a lo que había hasta ese momento. Costaba poco, gastaba poca gasolina y los daba a crédito… En Puerto Rico llegó el momento en el que la gente decía que tenía ‘un ombligo’. Lo llamaban escarabajo, caculo, cucaracha, cepillo de piragua, por la forma que tiene. Se vendían mucho”, rememoró quien en ese momento era estudiante universitario.

Como hacía muchas ventas en la zona sur, ya que era el momento de las refinerías, abrieron un concesionario en Mayagüez y lo hicieron gerente. “La comisión era 60 dólares. Luego, era de 90. Y gané dinero en cantidad. Con 90 dólares semanales era rico. Y vendía dos o tres a la semana. Me movía muy bien. Les vendía las guagüitas a choferes públicos, a los municipios. Se le vendió a todo el mundo un carro. Los crema y verde claro eran los más populares, pero se los llevaban del color que fuera. Eran de cambios. Enseñé a muchas mujeres a guiar. Salían del trabajo y llegaban a su casa manejando. Llegó el momento en que la refinería parecía una fábrica de Volkswagen”, relató el coleccionista.

Más adelante, abrió un taller de mecánica en Guayanilla, donde también daba servicio de cambio de aceite, a 35 centavos el cuarto. El filtro se lavaba con gas kerosene y se colocaba nuevamente, mencionó.

Coleccionarlos se dio de manera casi natural, narró González Chacón, reconocido por ser el primer doctor en naturopatía con licencia en Puerto Rico. Al terminar la carrera universitaria, su cariño por la marca no decreció. Por el contrario, comenzó a adquirir vehículos que eran emblemáticos. Los acondicionaba. Y comenzó a adquirir otros modelos especiales que eran vendidos en otros países y que no llegaban a Puerto Rico, “creados para Japón, Bélgica, África, México, Estados Unidos, Brasil, todo lo que pude”, narró González Chacón.

Así, llegó a sumar cerca de 200. Hubo conversaciones con el Municipio de Guaynabo para que pasaran a formar parte del Museo de la Transportación, pero no tenían espacio suficiente. Según contó González Chacon, hace unos años, representantes de las empresas de entretenimiento Walt Disney World mostraron mucho interés en adquirir la colección completa para añadirla a uno de sus parques temáticos, y rodar una película. De hecho, hubo varias reuniones y vieron los ejemplares. “Sin embargo, la decadencia de la economía hizo que se detuviera el proceso. Yo los tenía guardados en ese almacén y comencé a exhibirlos. Por eso lo nombré Volkyland”, dijo el doctor, cuya imagen en tamaño real da la bienvenida a su sala de exhibiciones.

(Suministrada / Gerardo Castillo)

(Suministrada / Gerardo Castillo)