ES EL remanso de aquellos que encontraron en la música un oasis de esperanza. Por ese lugar transitan los elementos que caracterizan al buen trovador, que con su canto labra la tierra que lo acunó.

Así nació el Taller de Trova y Música Folclórica de Juana Díaz, que por más de una década ha sido laboratorio de la música puertorriqueña. Y además, es el modelo con el que cientos de sureños se formaron para interpretar décimas de una manera estructurada.

El proyecto de autogestión comunitaria está anclado en un plantel escolar del barrio Guanábano, que estuvo en desuso durante muchos años. Ahora es la sede de una escuela que capacita estudiantes de todas las generaciones en la enseñanza de trova, declamación e instrumentos como violín, guitarra, cuatro y percusión.

De acuerdo al fundador del Taller de Trova Juanadino, Virgilio Cruz Santiago, “el folclor era algo que se pasaba de una manera espontánea y casi automática de un familiar a otro, de un amigo a otro. Pero entiendo que el folclor, en la medida que se pueda se debe academizar, es la manera de preservar lo que tenemos y de preservarlo como debe ser”.

Es por eso que al aprendiz de trova se le enseña gramática, matemática, poesía, dicción, técnicas de canto, desempeño escénico, entre otros.

De acuerdo a Cruz Santiago, gran parte de los estudiantes de trova son mujeres que por alguna razón, se sienten atraídas para cantar la música puertorriqueña. 

Estas tienen la oportunidad junto a los demás compañeros, de aspirar a formar parte de los grupos que tiene la institución, una vez alcancen el nivel de aprendizaje necesario.

“Tenemos la Orquesta Cuerdas D’Aquí que es integrada por estudiantes de cuerdas desde violín, guitarra y cuatro, y los que están tomando clases de percusión pueden formar parte de la orquesta o del Grupo Canto Isleño, que es un grupo de seis o siete músicos que acompañan a los trovadores. También tenemos un grupo pequeño de percusión menor y los estudiantes de declamación pasan a formar parte del Colectivo Jacaguax y hacer sus presentaciones”, detalló.

El taller cuenta con una serie de voluntarios que ayudan en diversas labores desde la limpieza del plantel hasta impartir tutorías para ayudar a los estudiantes rezagados. Además, ha sido fuente de empleo para varios maestros de música que son contratados para dictar sus respectivos cursos.