Ponce sabe a quenepa, dicen los que saben, y la quenepa sabe a Ponce, dicen los que disfrutan de ella.

Los conductores que viajan desde El Tuque hasta el Coto Laurel de Ponce, se percatarán de que más de una docena de personas se estacionan en el área de emergencias, no para hacer una llamada o arreglar un desperfecto de su auto, sino para comprar quenepas.

La Melicoccus bijugatus, es una un fruto preciado en Ponce y el sur de Puerto Rico, al punto de que hasta equipos deportivos han sido bautizados como queneperos.

“Yo me levanto temprano todos los días a vender quenepas”, expresó Jorge Mercado, un hombre de 73 años que aprovechó la temporada que termina en septiembre para la venta del fruto.

“La quenepa se vende bien, a 25 pesos el paquete y al día se venden entre 20 y 25, más o menos”, explicó el septuagenario que admitió que no había vendido en los años anteriores pero debido a la situación económica se ha lanzado a la calle a pesar de la lluvia, el viento y el sol.

Por su parte, Jesenia Rivera, de 33 años, señaló que desde los 18 años vende quenepas.

“Las quenepas se venden bien, a la gente le gusta mucho, es casi una tradición comprar quenepas”, indicó la mujer que se sitúa en el Coto Laurel para vender bajo la sombra.

No todo es color de rosa, ya que en algunos tramos la Autoridad de Carreteras y Transportación, está reemplazando las vallas de metal por muros de cemento, lo que hace más difícil a los conductores llegar hasta el área donde venden las quenepas.

Dioris Mass Alicea, quien vende quenepas en el barrio El Tuque, de Ponce, los martes y los jueves, se mostró contrariado.

“Yo vendo quenepas desde que me mudé para El Tuque hace 40 años. Yo fui el primero que vendió quenepas en este tramo y ahora nos están sacando de todos lados”, denunció Mass Alicea al recalcar que “parece que el gobierno quiere que uno venda drogas en vez de quenepas”.

Para Mass Alicea, vender quenepas “es un hobby para buscarme la peseta porque el seguro social se me queda corto”.

En el barrio Sabanetas, hay una familia que vende quenepas, pero no van todos los días, sino que tienen unos turnos asignados.

Se trata de José Santos, su hijo Jaime y su esposa Catherine, quienes establecen un turno de lunes a viernes, de 8:00 de la mañana a 2:00 de la tarde y de 3:00 a 6:00 de la tarde.

Santos indicó que hay que cuidar la calidad del producto ya que en algunos lugares “están dañando los árboles al coger las quenepas antes de tiempo”.