Mientras recogía los escombros a su alrededor, Wilfredo Pérez Lebrón tomaba de vez en cuando una pausa para observar lo que una vez fue su casa, y que ahora solo son cenizas. 

Apenas podía contener las lágrimas cuando recordaba todo lo que vivió desde niño en aquella pequeña casa en la comunidad Maginas, en Sabana Grande. Un fuego provocado por un corto circuito en la conexión eléctrica de un celular pudo haber sido el detonante que provocó un voraz incendio la semana pasada que consumió toda su residencia.

“Lo perdí todo. Herramientas, ropa, muebles, enseres... todo, todo. Tenemos que volver a empezar en cero otra vez”, se lamentó Pérez Negrón, de 47 años, mientras pasaba su mirada sobre la montaña de objetos inservibles consumidos por las llamas.

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“Me duelen los recuerdos... el sacrificio de papi por hacer la casa. Es fuerte”, apenas pudo decir entre sollozos.

El hombre, quien trabajaba en la construcción, vivía en la residencia con su papá, Víctor Manuel Pérez, de 89 años y quien es paciente de Alzheimer. Según contó, dejó conectado un teléfono nuevo para cargar la batería y salió a un colmado cercano a comprar algunos encargos para preparar su comida y la de su papá. El artefacto comenzó a incendiarse, hizo contacto con una “lap top” que estaba cerca y provocó una explosión. El fuego alcanzó la ropa y casi de inmediato la estructura de madera se incendió en su totalidad, al igual que la segunda planta, que era utilizada por una hermana de Pérez Lebrón cuando venía de vacaciones a Puerto Rico.

“No me tardé ni diez minutos y cuando estaba llegando, me gritan que se estaba quemando la casa. Traté de meterme creyendo que podía controlarlo, pero mis vecinos me aguantaron. Lo primero era salvar a mi viejo”, recordó apenado.

Sus vecinos lograron romper el portón y sacar ileso a su papá, pero no pudieron hacer nada para salvar la residencia.

“Traté de echarle agua con la manguera de mi casa, pero era imposible. Cuando los bomberos llegaron, ya el fuego llegaba arriba”, dijo su vecino, Carlos González. “En cuestión de nada, se quemó todo”, recordó. 

Ahora, Pérez Lebrón y su padre están en la calle. Sin embargo, no le ha faltado la ayuda de amigos y vecinos, quienes desde que se enteraron de la tragedia, han recolectado todo tipo de ayuda para suavizar su pérdida: desde alimentos hasta ropa.

“Aquí estamos dándole la mano a Wilfredo. Tan pronto nos enteramos, nos movimos a buscar algunas cositas para ayudar a nuestro amigo Wilfredo. Ya es como el sexto viaje que hacemos”, dijo Edyban Ayala, presidente de la clase graduada de 1988 “Los Troopers”, a la que pertenecía Pérez Lebrón y quien llegó con una caja de agua, leche, refrescos y otros comestibles más.

Mientras, el municipio de Sabana Grande, a través de la legislatura municipal, ha creado un centro de acopio para que las personas que quieran ayudar a Wilfredo y su familia así puedan hacerlo. 

De igual forma, han celebrado una serie de colectas por distintos sectores el pueblo y la gente ha respondido favorablemente.

“Ha sido increíble la forma en que ha reaccionado el pueblo de Sabana Grande. La gente ha colaborado con lo que tienen de forma desinteresada. El que no puede dar cinco centavos, saca de lo que tiene en su casa para dársela a esta familia”, indicó Marcos Valentín, presidente de la Asamblea Municipal.

“Nuestra meta es poder recaudar unos $5,000 para poder comenzar a reconstruirles la casita. Además, el municipio tiene ya unos $2,000 que servirán para comprar algunas cosas que les van a hacer falta”, agregó.

Las personas que quieran ayudar a Wilfredo y su familia pueden llegar hasta el centro de acopio, ubicado en la Legislatura Municipal de Sana Grande, o enviar algún donativo a través del servicio ATH Móvil al teléfono 787-410-0031 con la palabra “Donativo”.