¿Recuerdas cuando abriste por primera vez la caja que contenía tu nuevo celular? Presionaste el botón de encendido y curioseaste por todas las nuevas funciones. Fue una sensación increíble. Y ni que hablar de la velocidad, todo corría con rapidez. Sin embargo, conforme han pasado los meses, el idílico romance con tu móvil quizás se ha transformado en una relación de amargura y, a veces, hasta de sufrimiento.

Ya nada es igual. Las videollamadas de WhatsApp se cortan, los juegos se ponen lentos, los mensajes de Messenger demoran una eternidad en enviarse, entre una docena de complicaciones más.

Es verdad que nada es eterno en este mundo, por lo tanto, debes aceptar que tu dispositivo está envejeciendo. No obstante, hay ciertas razones fundamentales que hacen que tu celular se ralentice, y conocerla hará que puedas evitar alguna de ellas. 

Tu equipo es antiguo o menos potente de lo que necesitas

Puede que tu móvil vaya más lento por el sencillo hecho de que sea más antiguo. Con el paso del tiempo, los componentes de un teléfono móvil se degradan, también las memorias. Si el teléfono no es capaz de escribir y leer datos a la misma velocidad que cuando lo compraste, todo puede deberse a un simple deterioro de sus componentes.

A esta antigüedad del teléfono pueden sumársele muchos otros factores que a continuación te contaremos con más detalle.

Batería en mal estado

Con el tiempo, o mal uso, la batería pierde capacidad y entrega menos cantidad de energía. Menos energía hará que las cosas no vayan tan bien.

Por otro lado, en el caso específico de Apple, hace un tiempo la compañía admitió que reducía el rendimiento de sus iPhones más antiguos cuando la batería perdía capacidad.

Puedes probar cambiando la batería, pero eso implica un gasto monetario. Analiza si es que vale la pena adquirir este componente o si lo mejor sería comprar un móvil nuevo.

Demasiado tiempo sin un reinicio

En los dispositivos más antiguos, con sistemas operativos que no han vuelto a avanzar y que mantienen funcionamientos de hace algunos años, es necesario reiniciar el móvil a menudo. Por eso, si tu móvil va lento, tal vez necesite que lo apagues.

El sistema tiene errores sin corregir

Android, iOS o cualquier otro sistema operativo móvil evolucionan por dos motivos: para añadir mejoras y para corregir errores. A veces estos últimos no son tan invisibles como nos gustaría.

Tal vez tengamos instalada una versión del sistema operativo que contiene errores, y con que provoque congelaciones en segundo plano, o que el sistema tarde más tiempo en realizar determinadas tareas, ya tenemos un teléfono más lento de lo debido.

Por tal motivo, si tienes el celular desactualizado, trata de ponerlo al día pues lo lógico es que la nueva versión corrija algunos errores.

Se ha llenado de “cosas”

Cualquier móvil de estreno funciona de maravilla porque todos sus componentes son nuevos, hay pocas aplicaciones instaladas, mucho espacio libre y apenas archivos en su interior.

Pero con el paso del tiempo, esto va cambiando. Cada vez que instalas más aplicaciones, descargas archivos y abres montones de sesiones de redes sociales vas llenando la memoria del dispositivo. 

La memoria interna necesita de suficiente espacio libre para funcionar a pleno rendimiento. Un teléfono sin espacio libre se vuelve lento, ya que el sistema emplea valiosos recursos intentando encontrar espacios disponibles.

Cobertura WiFi deficiente

Cuando tenemos mala cobertura, ya sea de datos o porque estemos lejos del router, o incluso porque el canal de nuestro router esté saturado, todo parece ir más lento. Pero no solo lo parece, realmente va más lento. Los procesos de las apps dependen de que la información corra a la velocidad adecuada, y la mala cobertura lo impide. Por eso tener una mala conexión de datos afecta a buena parte del rendimiento del teléfono.

Las ‘app’ son cada vez más pesadas

Las apps también pueden ser las causantes de que nuestro teléfono vaya mal y éstos son los principales motivos.

Apps con errores: Como en el caso del sistema operativo, las aplicaciones también pueden contener bugs y errores que hagan que no funcionen correctamente. Estos errores pueden empeorar el funcionamiento incluso cuando cerramos las aplicaciones, pues muchas veces se ejecutan en un segundo plano.

Cada vez son más pesadas: Existen alrededor de 3.3 millones de aplicaciones compitiendo en el mercado, cada una intentando ofrecer más para destacar del resto, lo que conlleva que se vuelvan mucho más pesadas.

Por ejemplo, Facebook en 2015 usaba 35 MB, 60 MB en 2016 y hoy en día bordea los 66 MB. Y es que, si hace unos años, era suficiente para Facebook mostrar la cronología de publicaciones, fotos, perfiles y poco más, hoy necesita vídeo en directo, efectos en tiempo real en la cámara, stickers, fotos en 360 y muchas otras cosas.

Malware y apps maliciosas: Mucho más comunes en el lado de Android, las apps con malware no funcionan como se supone que deben funcionar. En su lugar, o bien arrojan publicidad sin control a nuestra pantalla, o recolectan datos en segundo plano o realizan otras tareas. No las confundamos con virus, éstos no existen en teléfonos móviles, pero son igualmente perjudiciales. Sobre todo a la hora de ralentizar un teléfono.

Antivirus y promesas incumplidas: Las apps que prometen hacer algo por nuestro teléfono y luego no cumplen tienen mucha relación con el malware descrito más arriba. Pues los antivirus móviles realizan tareas en segundo plano que, en muchas ocasiones, hacen que el rendimiento del teléfono disminuya.

Ya no recibes actualizaciones

De un año y medio a dos, se considera el tiempo de vida funcional de un celular, pasado ese lapso ya hablamos de equipos desfasados. El mismo criterio tienen los fabricantes, que dejan de interesarse por los modelos antiguos y ya no crear actualizaciones ni mejoras.