Antes de las redes sociales, conocer las movidas de una ex pareja dependía de que los conocidos en común vinieran a hacer los cuentos, o de atentar contra la dignidad y empezar a seguir pistas con el alma en pena.

Pero, desde que existe Facebook, el trabajo de torturarse siguiéndole el rastro a alguien que ya no nos quiere es más fácil. No es saludable ni recomendable, pero es más simple.

La vigilancia electrónica interpersonal, conocido comúnmente en inglés como “Facebook stalking”, proporciona el espacio perfecto para unas prácticas poco saludables que, además, tienen el potencial de convertirse en delitos.

Según un estudio publicado en Cyberpsychology, Behavior, and Social Networking y reseñado en EurekAlert, la manera en que una persona enfrenta una ruptura amorosa ayuda a predecir el uso que hará, si alguno, de la vigilancia electrónica.

En el artículo sobre el estudio, los investigadores Jesse Fox y Robert Tokunaga reportan que las personas más angustiadas en una separación romántica son las más propensas a acechar a sus exparejas en las redes. Este comportamiento, lamentablemente, hace que sea más difícil superar la ruptura.

En la investigación, los autores evaluaron las asociaciones entre factores como apego, inversión en la relación, nivel de compromiso, responsabilidad en terminar la relación y angustia emocional luego de la ruptura.

“Dado que el estrés puede detonar un uso problemático de Internet, los psicológicos pueden tomarlo en cuenta y evaluar el incremento del uso de las redes durante periodos de estrés, como en rupturas amorosas”, señaló la editor Brenda Wiederhold.