Cuando a las tres de la tarde el timbre de la escuela intermedia República del Perú suena, el maestro de música Alkelis Rodríguez Acevedo no se va de prisa a su casa, sino que dona de su tiempo para transformar las vidas de sus estudiantes.

Muchos de los alumnos de Alkelis viven en entornos familiares disfuncionales. Quizás por esa situación, al salir de la escuela, prefieren quedarse un tiempo más para practicar en el coro de campanas, dice el maestro. Es como si cada campanada se convirtiera en una herramienta capaz de encarrilar vidas.

Según el músico, gracias al coro, muchos estudiantes han podido darse cuenta que no están solos. Les ha ayudado a sentirse parte de algo, a trabajar en equipo, a convertirse en familia, a colaborar y fluir.

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“Siempre supe que quería ser maestro de música. Nunca tuve duda de eso”, recuerda Alkelis con una sonrisa en su rostro. “Me gusta utilizar el coro como una herramienta de labor comunitaria y llevar este tipo de música a comunidades donde no están acostumbrados a escucharla”, apunta.

A pesar de las estigmatizaciones que sufren los jóvenes de Villa Palmeras, Loíza y el residencial Luis Lloréns Torres –zonas de donde provienen los miembros del coro– Arkelis se ha empeñado en derrumbarlas.

“Es hermosos ver cómo estudiantes, que uno pensaría que lo que escuchan es reguetón porque son de Lloréns, están años en el coro”, suelta.

Asimismo, destaca la impresión y el asombro de los espectadores cuando, al terminar la presentación, les dicen que los integrantes son residentes de Lloréns Torres.

A pesar de que la agrupación es de la escuela intermedia, el maestro confiesa que tiene alumnos que, luego de graduarse, continúan yendo a ensayar y fungen como tutores para los de nuevo ingreso.

Para Arkelis, esta pasión por las campanas va ligado a la filosofía Montessori que utiliza el plantel ubicado en la Calle Loíza. “Es la conexión de mente, mano y alma. Eso es lo que ha ido haciendo, poquito a poquito, que este grupo de estudiantes, que cambia anualmente, se mantenga”.

La organización musical tardó unos seis años en concretarse. Alkelis tuvo la idea del coro desde que realizó su práctica docente. Aunque comenzó en el Departamento de Educación en el 2006, no fue hasta el 2011 que consiguió una propuesta con la cantidad de dinero suficiente para empezar el proyecto utilizando campanas reales.

“Esto ha sido conseguido a través de propuestas privadas, con apoyo del Conservatorio de Música y el Instituto Nueva Escuela. Este equipo completo cuesta de $90mil a $100 mil. El Gobierno solo hizo la primera inversión que fueron $25 mil en 2011”, explica.

En el 2012 se fundó oficialmente el coro de campanas de la escuela y se han presentado en el Centro de Bellas Artes de Santurce, en el Conservatorio de Música, en el Teatro las Américas en Vega Baja, en el Capitolio, en Hatillo, en comunidades de escasos recursos y en dos Navidades les cantaron a los pacientes de cáncer del pediátrico del Hospital HIMA San Pablo en Caguas.

“Este es un coro viajero. A mí me gusta sacarlos de aquí, llevarlos a diferentes lugares para que se expongan”, comenta el director de la agrupación quien asegura busca brindar un espacio de paz para el desarrollo artístico donde no haya competencias, sino colaboración.

Retos en el nuevo año escolar

Una situación que mantiene alerta a Alkelis es la implementación de la reducción de la jornada laboral. De concretarse la medida, el panorama para el coro podría cambiar drásticamente. “No voy a poder establecer la misma cantidad de tiempo, me tendré que conseguir un segundo trabajo”, lamentó.

Además, criticó las medidas de Educación, en los últimos años, de limitar las clases de Educación Física, Teatro, Música y Artes Visuales. “Estas materias son clases que complementan y le dan sentido a lo que uno aprende en las materias básicas. Música es pura matemáticas. Todo esto es resonancia”, asegura.

Por otro lado, ante los recortes presupuestarios que han sufrido las artes y la cultura, el maestro continúa optimista. “Está de parte de nosotros, como puertorriqueños, mantener lo que es nuestro legado cultural. Nuestro legado musical es bien rico y bien variado, no podemos permitir que nos dicten qué es lo que vamos a escuchar, qué es lo que nos va a gustar. Hay que mantener nuestras raíces y eso recae sobre cada uno de nosotros”.

Actualmente, el coro se encuentra buscando auspiciadores y lugares amplios donde puedan presentarse en el área de San Juan. Uno de los sueños de Alkelis es, algún día, poder tocar con la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico.

“Mi regalo para el pueblo de Puerto Rico es dejar un grupo de estudiantes llenos de experiencias positivas sin importar las crisis que estén teniendo a nivel personal y a nivel de País. La solución no es quejarse, es hacer algo positivo”, remató.