Una manguera de agua a presión, una plantilla y un muro con sucio y hongo fueron los materiales que utilizó el artista plástico Rafael Trelles para su más reciente creación artística de la que surgió la imagen del sonero Ismael Rivera en su obra “Maelo y las Heliconias”. 

La pieza, en la que se ausentan los pigmentos, forma ahora parte de la exhibición en la Casa Museo Ismael Rivera, que ubica en la calle Calma, callejón Concordia, en Santurce. La figura del Sonero Mayor es una mezcla de grises, texturas y vetas que resalta en el patio de la casa donde creció el cantante. Al pie del muro, las heliconias sembradas contrastan con sus brillantes colores amarillo, anaranjado y verde.

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No sabemos si las flores a las que hacía referencia Maelo en su canción de desamor “Un ramito de flores y tu pañuelo blanco”, eran las heliconias, pero sí descubrimos a través del trabajo de Trelles, que eran sus favoritas. Y ese dato es nuevo en una figura de la trascendencia internacional de este salsero fallecido hace 30 años, de quien después de tantas entrevistas documentadas, parecería que no hay mucho más por descubrir. 

“Eso es parte de la investigación. Fue una entrevista que le hice a la hermana de Maelo porque yo quería abordar la figura desde un punto de vista novel. Y cuando me asomé al patio, le pregunté si Maelo tenía una planta que fuera particularmente preferida y ella trató de explicarme. Por fin dimos con ella, la heliconia que es la que le llaman gallito”, explicó Trelles. 

Durante su investigación, aprendió también que las heliconias son muy valoradas por la religión afroantillana de la santería en la que se vincula con el poder de sus orishas (deidades). 

Su homenaje al “Brujo”, como se le conocía, es de carácter estético religioso, pero su técnica de lavar la pared con la presión del agua y a través de los huecos de la plantilla dejar grabado el diseño del sucio, es una reflexión de que nada es permanente.

“Es un trabajo de carácter efímero yo no le aplico un barniz o sellador, el espíritu mismo del proyecto es que la imagen se vaya oscureciendo y se vaya desapareciendo. Se le da permanencia a través de la documentación fotográfica y en video. Es un proyecto cuya técnica misma es ejemplo del potencial que tiene el arte como actividad transmutadora de la realidad. Como transformar lo negativo en lo positivo”, manifestó. 

Para Ivelisse Rivera, hermana del sonero, el hecho de que el Museo de Arte Contemporáneo apoye a la Fundación de Ismael Rivera desde el 2013 en su esfuerzo de preservar la memorabilia del cantante, le da fuerzas para continuar con el trabajo que ha estado haciendo durante 20 años.

A la Casa Museo llegaron visitantes de distintas partes de la Isla, pese a la copiosa lluvia. Algunos fueron motivados por el arte y ver a Trelles; a otros los movió la figura de Maelo.

Del municipio de Las Piedras llegó Neiry Malavé con sus hijos Iara Mojica Malavé, de14 años de edad, y Pablo Mojica Malavé, de 11. 

“Pablo es un artista y es parte de su desarrollo que vea a otros artistas. A él le gusta dibujar y a mí me gusta apoyarlo, en los diferentes tipos de arte para que en un momento dado pueda identificar lo que le gusta y se pueda desarrollar”, señaló Malavé.

Adentro, frente a un televisor en la sala se ubicó Silkya Rivera, residente de Santurce durante 20 años, para explicarle a su pequeño hijo Pablo Ignacio que el que veían cantar y bailar era Maelo, a quien ella también había escuchado desde niña porque su papá que era un “cocolo malo” le ponía su música. Tanto la marcó, que durante su vida universitaria Rivera continuó escuchándolo. 

A la salida de la Casa Museo, de camino a los autos, todavía los visitantes podían seguir escuchando la voz de Maelo por la música que salía del local del frente.

(PARA ZONA URBANA / INGRID TORRES)