CIUDAD DE MÉXICO. Se dice que quien no conoce su historia, está condenado a repetirla.

Quizá por eso, el próximo equipo mexicano en participar en una liga de desarrollo de la NBA tratará de alejarse de la fórmula que usaron los extintos Aztecas de la Ciudad de México, que hace casi un cuarto de siglo fueron la primera franquicia de una liga de baloncesto profesional que fracasó en su intento de echar raíces al sur de la frontera con los Estados Unidos.

Para la temporada 2020-21, los Capitanes de la Ciudad de México, actual equipo de la Liga Nacional de Baloncesto Profesional (LNBP) debutarán en la G-League, nombre comercial de la liga de desarrollo de la NBA.

Será el equipo número 29 de ese circuito y el único que no funcione como filial de una franquicia de la liga de básquetbol más poderosa del mundo.

De acuerdo con Shareef-Abdur-Rahim, el presidente de la G-League, el contrato con los empresarios mexicanos es por cinco años con la idea de que se amplíe por más tiempo.

“Estamos seguros de que será una sociedad significativa, tenemos un acuerdo que esperamos que sea más largo de lo pactado”, dijo Abdur-Rahim.

La liga de desarrollo de la NBA fue fundada en la temporada 2001-02 con ocho equipos y fue creciendo paulatinamente hasta llegar a los 28 que tiene actualmente. Los únicos dos equipos de la NBA que no tienen filiales son los Nuggets de Denver y los Trail Blazers de Portland.

Antes de su creación, la Continental Basketball Asociation (CBA) fungió como la liga oficial de desarrollo de la NBA y México fue hogar de los Aztecas, que tuvieron su temporada debut en 1994.

Pero las similitudes entre los Capitanes y los extintos Aztecas serán sólo jugar sus partidos en Ciudad de México y ser parte de la Liga de Desarrollo de la NBA.

PROPIETARIOS

Antes de llegar a México, los Aztecas tenían su sede en Dakota del Norte, donde jugaban bajo el mote de Fargo-Moorhead Fever y su propietario era el estadounidense Doug Logan, quien al llegar a la capital le puso un nombre distinto y trató de construir arraigo a partir de cero.

Los Capitanes son propiedad de un grupo de empresarios mexicanos encabezados por Moisés Cosío, quien hizo sociedad con Gilberto Hernández y Patricio Garza para adquirir la franquicia de la LNBP en 2016.

El equipo lleva ya tres temporadas jugando en la liga local y tiene ya éxito entre la fanaticada local.

“Para nosotros era importante mantener el nombre, no queríamos empezar de cero a posicionar una marca porque ya tenemos una base de seguidores que nos apoyan y simplemente queremos que lo sigan haciendo en un mejor circuito y con jugadores de mejor calidad”, dijo Hernández.

SEDE

Los Aztecas jugaron todos sus partidos de local en el Palacio de los Deportes de la capital, escenario que fue sede en los Juegos Olímpicos del 1968 con capacidad para unos 22.000 espectadores.

Los Capitanes también usan una sede que fue olímpica. Se trata del Gimnasio Juan de la Barrera, de menor capacidad al albergar a poco más de 5.000 espectadores. Pero los dirigentes apuestan a continuar en el mismo lugar, ya que sus seguidores lo consideran como la casa del equipo.

“La sede va a seguir siendo la misma, no pensamos cambiar por ahora, estamos muy a gusto con todo lo que nos ha ofrecido el Juan de la Barrera que es un escenario magnífico, no hay porqué modificar”, dijo Hernández.

NÓMINA

Otro diferenciador para tratar de tener éxito es que los dirigentes de Capitanes le piensan apostar a armar un roster con talento nacional y latinoamericano para que los aficionados se sientan identificados.

En los extintos Aztecas, sólo estaba registrado el mexicoamericano Andy Olivares, quien jugaba muy poco.

“En los Capitanes se habla y se hablará en español”, dijo Patricio Garza, otro de los inversionistas del equipo mexicano. “Estamos felices con todo lo que pasa y desde luego que tendremos jugadores mexicanos porque vemos esto como una buena oportunidad para tener pronto a un jugador mexicano en la NBA”.

El roster actual del equipo está conformado por siete mexicanos, dos panameños, un dominicano, un puertorriqueño y posee sólo un jugador estadounidense.

EL PAÍS

Los Aztecas jugaron en México hasta la temporada de 1994 cuando la moneda mexicana sufrió una importante devaluación que envió al país a una recesión económica que afectó al propietario estadounidense, quien pagaba los salarios de sus jugadores y los gastos de los viajes en dólares y los ingresos que percibía eran en pesos, una moneda que ya habían perdido su valor considerablemente.

Ahora el escenario parece distinto.

“Tenemos una gran relación con el gobierno, no podríamos estar aquí si fuera de otra forma, estamos agradecidos en especial con el gobierno local por apoyarnos”, dijo el comisionado Adam Silver. “No hemos tenido problemas en los partidos que hemos realizado, al menos en la memoria reciente, así que me siento confiado de entrar en una relación de la misma forma en que lo hemos hecho en otras partes del mundo, no veo porque no podamos tomar aquí el siguiente paso”.