Para el veterano baloncelista Carlos Arroyo, la experiencia de ser padre de dos chicas y un chico es una bendición de la que se siente afortunado de experimentar.

Ciertamente, reconoce que no es fácil, y menos en su caso, cuando por años no pasó mucho tiempo con su familia debido a sus compromisos con el Equipo Nacional de baloncesto y con los quintetos profesionales con los que vio acción.

Pero esa etapa quedó atrás. Ahora prefiere jugar en la Isla, donde se desempeña como el armador de los Cariduros de Fajardo en el Baloncesto Superior Nacional, y compartir esas pequeñas cosas que hacen de la crianza un reto y una experiencia enriquecedora. Y se lo disfruta al máximo.

“Siento que ser padre es una bendición bien grande. Me siento afortunado porque no todo el mundo tiene esa bendición”, expresó Arroyo una noche después de un partido ante los Vaqueros de Bayamón en Guaynabo.

“Trato de hacer lo mejor posible en ser un buen ejemplo para mis hijos. Obviamente, entre mi esposa y yo buscamos inculcarle en casa una moral bien seria y responsable. Que entiendan que hay ser considerados, cariñosos y que hay que respetar al prójimo”, agregó el atleta ante la pregunta de cómo se veía en su rol de padre de Gabriela, de 12 años; Daniella, de 7 años; y Carlos, hijo, o CJ como le llaman, de 5 años.

“Ser padre no es fácil. Yo tengo tres hijos, y velar por ellos y guiarlos por el camino correcto a veces es un poquito difícil. Es una responsabilidad bien grande y –en ocasiones– bien incómoda porque uno no está 24/7 con ellos. Los muchachos aprenden de sus amiguitos en la escuela y son influenciados por otras cosas. El trabajo es hacerlo en la casa, y a Dios que reparta suerte”, declaró soltando una carcajada.

Arroyo, quien se retiró del combinado patrio en 2016 cuando Puerto Rico falló en obtener un pase para las Olimpiadas de Río en el repechaje en Serbia, reiteró que su experiencia como padre ha sido “bonita”. Asimismo, compartió que luego de tener a su primera hija, decidió –junto a su esposa Xiomara– tener más hijos.

“Me perdí muchas cosas” 

Pero no todo ha sido fácil. De hecho, el deportista reconoció que, aunque disfrutó su época como jugador, sus obligaciones deportivas le quitaron mucho tiempo y provocaron que se perdiera etapas y experiencias de sus retoños.

También admitió que su esposa ha sido fundamental para poder criar a los chicos.

“Estando en Europa no se me hizo fácil, porque estuve allá cinco o seis años. Me perdí muchas cosas. Yo hacía las Navidades por Skype, las graduaciones por Skype, los primeros días de escuela… Pero no es lo mismo. Por eso, estos últimos dos años decidí no ir a Europa y pasar tiempo con mis hijos porque sé que ese tiempo no regresa”, expuso.

“Pero en realidad, le doy todo el crédito a mi esposa Xiomara, porque ha hecho el trabajo de madre y padre por muchos años, y eso hay que reconocerlo”, apostilló.

Temores de padre

Al tocar el tema de los temores que vive un padre, el armador de 38 años se detuvo unos segundos a cavilar. Tras ordenar sus pensamientos y soltar un largo suspiro, manifestó que su mayor miedo es que sus hijos se alejen de los principios que les han inculcado.

“Pero yo conozco el alma y el corazón de mis niños, y sé que son niños respetuosos y cariñosos”.

Además de afectuosos, Daniela, Gabriella y CJ siempre están pendientes el uno del otro. A modo de ejemplo, expresó que cuando está con uno de ellos, y le compra algo, el que sea que esté con él, siempre le recuerda que tiene que comprar para los otros dos. 

Pero en medio de estas muestras de amor fraterno, también hay momentos borrascosos, cuando los chicos pelean entre sí. Para aminorar esto, tiene como regla que los niños tiene que hacer cosas juntos “para que no peleen las 24 horas”.

Además, la pareja siempre les insiste en que, si se comprometen con una actividad, tienen que terminarla. 

“Nosotros somos estrictos en cierta manera, pero bien flexibles a la vez”, dijo.

“Nosotros tenemos una relación familiar bien linda. Ellos entienden mi trabajo y el sacrificio que hago por ellos. Y ellos lo respetan”, resumió.

Antes de despedirnos, quisimos saber cómo quiere que sus hijos lo recuerden.

“Wow. No estaba preparado para contestar esto. Nunca me habían hecho estas preguntas, y después de una pérdida como la de esta noche (perdieron ante Bayamón)…”, acotó mientras abría los ojos y buscaba la respuesta en algún punto.

“Como un padre que los quiso mucho y que les brindó unas oportunidades que yo no tuve”, contestó unos segundos después con un dejo de ternura en su mirada.