Si bien es cierto que todo es válido en el amor y la guerra, Chris Paul llevó ese refrán a otro nivel.

Stephen Curry fue uno de los héroes durante el juego para que los Warriors de Golden State aseguraran un espacio en la serie final de la Conferencia Oeste. Pero no fue gracias a Paul, armador de los Rockets de Houston.

Curry no estuvo muy eficiente en los tiros de campo durante la serie semifinal. Por ello, solicitó que se le permitiera tiempo adicional en el Toyota Center, hogar de los Rockets. El encargado separó la cancha de 7:00 a 8:00 p.m. para que Curry pudiera trabajar.

Cuando eso llegó a los oídos de Paul, enseguida detuvo a las intenciones de Curry. El armador de los Warriors ofreció que se mantendría solamente en una de las mitades de la cancha, pero para Paul eso era inaceptable. Curry procedió a abandonar el tabloncillo. 

La estrategia de Paul no tuvo el resultado esperado. Después de irse en coca durante la primera mitad, Curry explotó para 33 puntos en el segundo tiempo y los Warriors superaron a los Rockets 118-113 para ganar la serie 4-2.

Para la próxima ocasión, será mejor que Paul intente otra estrategia para frenar a Curry.