Morovis.  La entrega, pasión  y consistencia de la armadora  Pamela  Rosado  en cada  juego de las Montañeras de Morovis en el Baloncesto Superior Nacional  Femenino (BSNF) ha provocado que todos  los moroveños la consideren una de las   hijas adoptivas de su ciudad. 

La quebradillana  es la jugadora franquicia de las Montañeras. La única que queda del equipo que   ganó, en el 2009, el único cetro que ha tenido Morovis en el baloncesto femenino puertorriqueño.

Un sondeo informal, realizado por Primera  Hora en el coliseo José “Pepe” Huyke durante el segundo juego de la Serie Final del BSNF, da prueba de ello.  Todos los fanáticos vivieron la emoción del campeonato de  la misma forma que lo sintió Rosado. Ella les transmitió en todo momento que ese triunfo era completamente de ellos.

“La fanaticada es un gran factor. Uno viene a jugar  con más motivación sabiendo que tienes ese sexto hombre en la cancha. No soy natural  de Morovis, pero estoy aquí desde el 2009,   cuando  ganamos  ese primer campeonato. Para mí es un verdadero orgullo. Me siento como  en mi casa. Es un placer jugar para Morovis”, explicó Rosado.

Durante aquel campeonato de Morovis quedó evidenciado que   todos estaban ante una de las mejores armadoras del país.  Actualmente, Rosado, junto a Carla Cortijo –quien fue  la primera  puertorriqueña desarrollada en Puerto Rico  que juega en la WNBA–  son el referente más fresco que tiene   la nueva generación en su posición.

Sin embargo, el reconocimiento no se da en la nada.  El camino hacia el éxito  se forja con mucho esfuerzo. 

Una jugadora de  baloncesto en Puerto Rico no genera el mismo dinero que  sus homólogos varones. Muchas de ellas tienen que   trabajar para complementar sus gastos a la vez que  entrenan y juegan. Y Rosado  no está exenta.

A sus 30 años, la consistencia en su juego se basa en el justo equilibrio que  hace entre todos los roles que ejerce en su vida.   

“Es  bien difícil porque tengo que trabajar y venir a jugar. Cada vez uno va cumpliendo más edad hay que entrenar más fuerte  porque las refuerzos que vienen  son mucho mejores.  Hay que trabajar más duro y  con más tiempo. Entiendo que es la clave del éxito. Trabajar  bien sin importar cómo te sientas”, explicó. 

Rosado, quien comenzó a jugar en el BSNF prácticamente en su adolescencia, fue la  líder en asistencias y tiros  de larga distancia   del torneo  al anotar 55 tiros de tres  en 21 juegos y  promediar 6.3 asistencias por desafío, respectivamente.

Además, ocupó el sexto lugar entre las mejores 10 anotadoras   con una media de 15.1 puntos por partido. En esos números se demuestra nuevamente que el balón está seguro en las manos de Rosado.      

“La experiencia  es la clave. Año tras año he adquirido experiencia y he tenido buenas jugadoras a  mi lado. He tenido jugadoras que me han enseñado de su experiencia, como Yesenia Méndez, Damaris Colón y  Juanita Rivera. Esos son nombres grandes que me han llevado por este camino. Realmente, esa es la clave. Tratar de emular a esas grandes figuras que estuvieron en nuestro baloncesto  e ir por el mismo camino”, explicó Rosado al nombrar a tres jugadoras de mucho impacto en el baloncesto femenino a partir de la década del 1990.

Pero, ¿qué aprendió de cada una de ellas? 

“De Yesenia Méndez aprendí  la serenidad. No importa qué, hay que jugar con calma y  tranquila.  De Juanita Rivera aprendí a que hay que jugar siempre con el corazón, no importa cuánto tiempo quede (en el reloj). De Damaris Colón hay que jugar duro todas las noches. Cada una de ellas tienen una característica diferente y por eso hay que emularlas”, aseguró Rosado.