Ni LeBron James, ni James Harden ni Giannis Antetokounmpo. Ninguno de ellos es el rey dentro de la burbuja que la NBA construyó en medio de uno de los ‘municipios’ más poblados de Puerto Rico: Orlando, Florida.

Como era previsible, la alta concentración de puertorriqueños en esa ciudad y en las zonas aledañas, muchos con empleos dentro de las facilidades de ese ‘Mundo Mágico’, ha garantizado que el canastero mayagüezano José Juan Barea, de los Mavericks de Dallas, sea tal vez quien mejor trato reciba entre los cientos de jugadores y personal que llevan encerrados semanas dentro de Disney World.

“Todos los que trabajan aquí son boricuas. En la seguridad, en las comidas... así que ya tú sabes. El servicio que me tienen a mí es a otro nivel”, manifestó Barea el miércoles en una conversación con El Filtro 360 que conduce el profesor G Padilla, a través de primerahora.com.

“Si yo necesito algo aparece porque aparece”, dijo Barea con una sonrisa.

Y no solo eso, sino que esos mismos boricuas que lo tienen ‘al día’ han sido parte de una compleja pero precisa operación de la NBA que Barea alabó, porque ha sido algo totalmente diferente a lo que pensaba que sería, según admitió.

“Esto es mucho mejor de lo que esperaba. De verdad que pensé que sería un reguero. Pero la NBA no pierde tiempo. Todo aquí está a la perfección. Desde el laundry, que nos lavan la ropa dos días a la semana, hasta el barbero, que es de Mayaguez”, manifestó el armador de 36 años, riendo una vez más.

“Tenemos la piscina en el mismo medio del complejo, podemos ir a pescar, y a jugar golf cuando nos dé la gana. Tenemos una aplicación en la que uno escribe lo que quiere hacer, le pones la hora, y a esa hora lo haces. La transportación no falla nunca”, agregó.

“Si yo necesito algo aparece porque aparece”

-José Juan Barea, Mavericks de Dallas

Detalló que no es él el único que le ha sorprendido lo entretenido que ha sido la experiencia de jugar en un lugar aislado del resto del mundo y lejos de sus familiares y seres queridos. Incluso dijo que hasta los juegos se disfrutan más en el recinto que fue transformado para ser escenarios de las canchas.

Y dice que casi la misma experiencia que tiene el espectador viendo el partido por televisión es la que ellos tienen allí en una cancha sin público.

“La cancha creíamos que iba a ser aburrida porque es sin fanáticos. Pero le pusieron tanta tecnología, música, y se oye espectacular. A veces nos sentimos como si fuéramos muñequitos en un juego de Playstation”, explicó el boricua.

Otro cambio que ha notado Barea es que durante los partidos “se está hablando más que nunca porque nos escuchamos tanto que hablamos con los nuestros y contra los del otro equipo. A veces se escuchan las peleas de un banco al otro, y los chistes. Y esto no se queda aquí porque el trabajo de la NBA mejora todos el tiempo. Todos los días hay restaurantes nuevos”, agregó.

Otra de las cosas que ha traído este formato de burbuja a la competencia es la convivencia entre los jugadores. Atletas que en raras ocasiones coincidían por los calendarios de juego y lo apretado de los itinerarios de viaje, ahora se encuentran a diario y se cruzan caminos a diario en los pasillos y otras facilidades seleccionadas por la NBA.

“El otro día estaba en la piscina y estuve como una hora con (Russell) Westbrook, (James) Harden y Tyson Chandler (todos de los Rockets de Houston) hablando como si estuviéramos en el patio de una casa privada. La interacción entre los jugadores dentro de los hoteles es increíble. Los ves todos los días y ves sus rutinas. Hay unos que hacen yoga por la mañana y pesas por la tarde. Se ve de todo”, describió sobre su experiencia.

José Juan Barea, tercero desde la derecha, se arrodilla durante el himno junto a sus compañeros de los Mavericks durante uno de los partidos en Orlando.
José Juan Barea, tercero desde la derecha, se arrodilla durante el himno junto a sus compañeros de los Mavericks durante uno de los partidos en Orlando. (Suministrada)

“El otro día me fui a recortar y el que estaba recortándose al lado mío era Chris Paul (Oklahoma City Thunder), y tú sabes que hemos tenido mil batallas. Pero estuvimos hablando como 45 minutos. De verdad que son buenos tiempos, porque se puede compartir con otros jugadores más que nunca”, indicó.

Barea destacó un último detalle que en el estado de Florida no todo el mundo ha querido practicar.

“Eso sí: desde Lebron James hasta el último jugador han respetado todas las reglas. Todo el mundo está con mascarillas por todos lados”, finalizó.