Edgar Martínez, quien el domingo será el quinto boricua exaltado en el Salon de la Fama del Béisbol en Cooperstown, tuvo un honor que en la época moderna pocos peloteros tienen: pertenecer siempre a la misma franquicia. 

El doradeño firmó como agente libre con los Marineros en el 1983 a la edad de 20 años y cuatro años más tarde hizo su debut en las Grandes Ligas. Pero no fue hasta el 1990, a sus 27 años, que Martínez se pudo establecer en las Mayores, inicialmente como el tercera base regular de la novena de Seattle. 

En sus primeras dos temporadas completas, Edgar produjo al tener promedios de .302 y .307, pero fue en el 1992 en que saltó al estrellato al ganar elcampeoanto de bateo de la Liga Americana con un robusto promedio de .343. 

Martínez volvió a ganar otro título de bateo en el 1995, con promedio de .356. En ese año, los Marineros alcanzaron por primera vez la postemporada y Edgar fue la sensación del mes de octubre llevando a los Marineros hasta la Serie de Campeonato. Fue un doble del boricua que dejó sobre el terreno y eliminó a los Yankees de Nueva York en la serie divisional, probablemente, en el momento más importante en la historia de esa franquicia.   

El boricua se mantuvo activo hasta el 2004, cuando se retiró a la edad de 41 años. Todavía  está entre los líderes de la franquicia en promedio con .312 (2do),  hits con 2,247 (2do), dobles con 514 (1ro) , cuadrangulares con 309 (2do), carreras anotadas con 1,219 (1ro) y carreras empujadas con 1,261 (1ro).  

Martínez está considerado como el mejor bateador derecho de la historia de la franquicia  y junto a los también inmortales de Cooperstown Ken Griffey Jr. y Randy Johnson y el futuro inmortal Ichiro Suzuki,  como uno de los  cuatro mejores    jugadores  que han vestido el uniforme de los Marineros.