Lo más noticioso hoy acerca del confiable taponero de los Yankees de Nueva York, Mariano Rivera, es si podrá convertirse en el primer exaltado de forma unánime al Salón de la Fama de Cooperstown,

Como mínimo, Rivera luce como una línea para entrar al Salón de la Fama. 

Su porciento de votos acumulados se mantenía ayer en un  100% en el conteo de boletas hechas públicas (211). 

Dicho porcentaje está muy por encima del 75% que se necesita para ser elegido.

“Hay que ver si entra con un 100 por ciento, con un 99 o un 98. Hasta ahora no ha aparecido uno (escritor) que no le dé el voto”, dijo el historiador Jorge Colón Delgado.

Nunca, en 80 años del Salón de la Fama, ha habido un electo escogido de forma unánime.

El porcentaje más alto en la historia es el  99.32 que consiguió  el jardinero Ken Griffey Jr. en su elección en el  2016.  Le sigue el 98.84 del lanzador Tom Seaver y el 98.79 del también duro tirador, Nolan Ryan.

Rivera tiene oportunidades para estar allá arriba con Griffey, como se espera que lo esté también,  en tres años, el retirado campocorto de los Yankees, Derek Jeter.

Un dato, en particular lo puede ayudar: haber jugado toca su carrera en Nueva York.

Con su disciplina, y haber jugado toda la carrera en los Yankees va a tener un potencial del más alto en la historia”, dijo el salón de la fama boricua, Iván Rodríguez.

Rivera es el líder en salvamentos  de carrera en las Grandes Ligas con 652. Fue 13 veces al Juego de Estrellas y, siendo relevista, estuvo seis veces entre los líderes de votos para el premio Cy Young, ganado comunmente por abridores; tuvo una efectividad de 2.21 en 1283.2 entradas lanzadas.

Si grande fue su trabajo durante las temporadas regulares,  más importante fue lo que logró en las postemporadas.

Ayudó a los Yankees a ganar cinco Series Mundiales. Salvó 42 juegos y tuvo efectividad de 0.70 en 32 series de postemporada.

Para poner en perspectiva su grandeza como pelotero y persona, Rivera obtuvo autorización de MLB para mantener el  número 42 en su espalda cuando este fue retirado de todos los equipos de las Grandes Ligas.

Ese fue el que usó el legendario Jackie Robinson, primer afroamericano en jugar en las Grandes Ligas y un símbolo  del deporte estadounidense.